Apoidea, tecnología y apicultura para vigilar el medio ambiente
La firma cordobesa instala la primera colmena digital de España · Analizará la evolución de la colonia en tiempo real para medir la contaminación de su entorno
Donde hay abejas, hay vida. De eso ya se dieron cuenta en el Egipto de los faraones, pero es en nuestros días cuando este principio ha servido para crear un nuevo sistema de control medioambiental, de la mano de la firma cordobesa Apoidea. Esta empresa ha desplegado una red de colmenas por la ciudad de Córdoba en las que analiza las partículas que acumula la colonia y la evolución de su ciclo biológico para determinar los agentes contaminantes del entorno. Su última novedad ha sido la instalación hace dos días de la primera colmena digital -también en Córdoba-, que permite un estudio remoto y en tiempo real, al disponer de varios dispositivos electrónicos.
Apoidea surgió hace tres años por iniciativa de José Antonio Ruiz, que en un paréntesis en su trabajo para el departamento de Zoología de la Universidad de Córdoba -tras atesorar la licenciatura de veterinaria, un doctorado en apicultura, un máster en ciencias medioambientales y varios cursos de gestión de empresas- decidió apostar por la abeja como la protagonista de este novedoso método de biomedición del medio ambiente. Su nacimiento está vinculado al desarrollo de un proyecto de I+D para la prevención de la contaminación en la ciudad de Córdoba que financian el Ministerio de Medio Ambiente (en un 45%) y el Ayuntamiento de la localidad (11%) y que conlleva una inversión total de 123.000 euros.
¿Por qué abejas? "La abeja no tiene hígado, por lo que es muy sensible a la contaminación, especialmente a los fitosanitarios", explica Ruiz. "Además, tiene la ventaja de que su población se concentra en colmenas que puedes localizar donde quieras y que son fáciles de controlar".
El director de Apoidea defiende la precisión de este sistema frente a los físico-químicos que suelen utilizarse. "La Junta realiza mediciones de gases en Córdoba, pero estos están muy limitados", afirma. "Para empezar, se toman pocos puntos de referencia, lo cual ya distorsiona los resultados para extrapolarlos a la generalidad y encima, se dan datos muy imprecisos de pesticidas, entre otras sustancias", añade.
Las abejas, sin embargo, resultan ser técnicos muy eficaces y aplicados que aportan valores "muy precisos" sobre metales pesados y fitosanitarios, entre otras sustancias nocivas. "Una abeja recorre al día unos 40 kilómetros a la redonda y se impregna de todo lo que se encuentra en su viaje. Si tenemos en cuenta que por jornada se trasladan unas 2.000 abejas la cantidad de información resultante es enorme", sentencia.
El proceso de biomedición consta de tres pasos: recoger las muestras, analizarlas y marcar en el mapa los puntos de contaminación por tipos y niveles. "En resumen es sencillo, por ejemplo, si se muere un gran número de abejas que tienen restos de un determinado pesticida y de eucalipto, ya sabes dónde tienes que buscar el foco de contaminación", ilustra el director de Apoidea.
Lo único que echaba en falta Ruiz en este sistema era la inmediatez para detectar puntos contaminados rápidamente y poder actuar en consecuencia si fuera necesario. Para ello ha diseñado, con la colaboración del IUT de Bourges de la Universidad de Orleans (Francia), una colmena digital, que cuenta con diferentes sensores y equipos que visualizarán a través de internet con los que estudiar en tiempo real el comportamiento de una colonia de abejas y la evolución de su ciclo biológico, la mortalidad natural o la producida por distintos contaminantes, el peso de la colonia, la temperatura en el nido de cría y datos meteorológicos de su entorno inmediato.
Esta tecnología puede tener otras aplicaciones, como el control de la producción de miel. No en vano, un nuevo proyecto de Apoidea que se encuentra a la espera de recibir apoyos para crear una red nacional de biomonitoreo que incorpora dicha tecnología y que pretende realizar un seguimiento del síndrome de despoblamiento así como de la evolución y repercusiones del cambio climático en las abejas, de cara al sector de la Apicultura, del que dependen unas 20.000 empresas en España, de las que más de 3.000 se concentran en Andalucía.
"Nuestra primera vocación es servir al cuidado del medio ambiente y de la salud y aspiramos a convertirnos en un referente de certificación para las empresas privadas en este ámbito, con especial interés en la agroalimentación andaluza. Sin embargo, con la crisis, tenemos que dirigir nuestros proyectos a objetivos que fomenten o beneficien el empleo, ya que es donde se concentran la mayoría de las subvenciones ahora", señala Ruiz.
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