Rodrigo Ríos Lozano nació para héroe
¿Cuántos millones vale el gol que marcó este chaval criado en La Motilla?
Apunten bien el nombre completo, con el apellido de su padre (Ríos) y el de su madre (Lozano). Bien lo merece. Le dicen Rodri, tiene 19 añitos (6-6-90) y nació para héroe. Ya lo fue el verano pasado, cuando elevó al Sevilla juvenil a la gloria de su segunda Copa del Rey consecutiva con dos goles épicos, el que propició la prórroga sobre la bocina frente al Athletic y el de la victoria definitiva en el tiempo añadido. Y lo de ayer... Lo de ayer es para escribir un libro y no sólo una, dos, tres o hasta siete páginas de periódicos y para llenar horas y horas de radio. ¿Cuánto vale el gol que marcó ayer este chaval con pinta de pelotero hambriento, de canchero, de goleador inmisericorde que nació en Soria por circunstancias de la vida?
En unos 25 millones de euros se cifra lo que el Sevilla podrá ingresar gracias a que repetirá el curso que viene en la Liga de Campeones, si logra pasar la ronda previa, que no se olvide este detalle. Pero el gol de Rodri vale un sobreesfuerzo en verano y otra proeza por mucho que al Sevilla le toque en liza uno de los cocos de la eliminatoria que da derecho a disputar la millonaria fase de grupos de la Champions.
Todo lo que deshizo Negredo, lo hizo Rodri. Vicente del Bosque debería deshacer la lista de 30 preconvocados para el Mundial, partirla en mil pedazos y redactar una nueva en la que estén Rodri y 22 más. España necesita de este internacional sub 21 hecho para las noches gloriosas. Es el reverso perfecto para Negredo, que anoche tiró por el pozo negro del egoísmo mal entendido sus opciones de jugar la final de la Copa del Rey y de acudir a Suráfrica.
Rodri vio la primera luz en Cabrejas del Pinar, una pequeñísima localidad soriana de apenas 500 habitantes, y nació con el marchamo de la épica en sus carnes de futbolero de barrio, cual un Aquiles o un Ulises de Dos Hermanas. Se fue hacia oriente, hacia el este mediterráneo, como los aqueos que destrozaron Troya, para arrasar con lo que hubiere de presunto hermanamiento entre Sevilla, Almería y Palma de Mallorca. Calló a las multitudes locales e hizo llorar a los jugadores del Mallorca, que habían terminado el partido cinco minutos antes que el Sevilla y estaban saboreando la Champions. Martí se hundió en la tragedia bermellona igual que Borja Valero, un jugador pretendido por el Sevilla que no miró ayer al futuro, sino al presente de disfrutar con su equipo de la máxima competición continental.
No es la primera vez que saca su casta heroica y ayer se lo hizo saber a toda España, después de estar en el césped sólo 13 minutos en su segundo partido con la camiseta del Sevilla. Le bastó ese tiempo marcado por el dígito del infortunio. Vean el gol repetido 25 millones de veces.
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