El freno de la carga fiscal
El club y Emery, tras discrepar sobre el concepto "clasificado", en los bonus uno y en la cláusula otro, llegan a un acuerdo aún pendiente del pago del IVA.
La salida oficial de Unai Emery del Sevilla se desbloqueará tarde o temprano pero se están produciendo vaivenes que lo demoran. Las partes estaban condenadas a entenderse. De hecho, ya habían llegado a un acuerdo hace unos días a través de los abogados del entrenador y el brazo ejecutivo del consejo nervionense, pero un último detalle retrasó el pacto, que se volvió a cerrar a lo largo de la tarde de ayer para romperse de nuevo. Ahora mismo, las diferencias están en los impuestos que generan el pago de la cláusula.
Todos los puntos estaban aclarados el lunes, desde la cantidad que Emery debía depositar para quedar liberado hasta las primas que el técnico aún está pendiente de percibir de la temporada 15-16, que hasta el 30 de junio tiene vigencia a efectos contables.
Pero este acuerdo se quedó en cuarentena ayer mismo, cuando el Sevilla entendió que no estaba obligado a pagar a Emery, entre las diferentes primas que le corresponden por estar redactadas en su contrato, la que tiene que ver con la presencia del equipo la próxima temporada en la Champions. 600.000 euros que debía repartir entre su cuerpo técnico. Los juristas del Sevilla entendían que el concepto "clasificado" para disputar el máximo torneo continental no se cumplió al haber entrado por la vía de ser campeón de la Liga Europa, mientras que Emery no lo creía así. De hecho, ese mismo supuesto se produjo el curso anterior y el Sevilla abonó lo acordado.
El contrato de Emery estipula que si alguna de las partes decide no llevarlo a término, deberá abonar un millón de euros (500.000 más por entrar en Champions) a la otra, pero siempre y cuando el Sevilla se clasificase para competición europea. En caso contrario, con una cifra simbólica de un euro, ambas partes quedaban liberadas de cumplir el año restante. Igualmente, estas cifras pasaban a 6 millones a partir del 1 de julio para evitar daños con el verano avanzado.
De esta forma, el abogado de Emery quiso utilizar en este caso el mismo concepto al que el Sevilla se agarraba para no pagarle los bonus que le correspondían. Evidentemente, el Sevilla jugará una competición europea (la Champions) por ganar la Europa League. De esta forma, si el Sevilla eliminaba la prima de Champions, Emery retiraba de la mesa de negociación la cifra íntegra de su cláusula, que pasaba de un euro a un millón por "clasificar" al equipo para Europa. Ahí surgía la duda de en qué condición entraría el Sevilla en la Liga Europa, por ser séptimo o por ser finalista de Copa.
Un gesto que, después de bastantes días de tira y afloja y cuando todo estaba tan aclarado que incluso las partes se ponían de acuerdo para organizar la despedida del técnico en el estadio, se unía a otro detalle que, aunque parezca minio, también tiene su importancia en el concepto de forma para el pago de la cuantía de su cláusula. Como a menudo sucede en el mundo del fútbol, las partes acordaron que el pago de la cláusula tendría forma legal de traspaso para evitar impuestos, pero luego el club, ante este pequeño pero desacuerdo al fin y al cabo, pidió el depósito de la cláusula, que aunque correrá a cargo del PSG, fiscalmente repercute en la persona legal de Emery.
Finalmente, Emery aceptó rebajar una parte de su prima y el Sevilla aceptó que el PSG fuese el que abonase la cifra de su cláusula, 1,5 millones. Todo llegaba a su fin en el momento que, además, Blanc firmó ayer su finiquito. Sin embargo, el Sevilla comunicó a última hora de la noche que el club galo deberá ingresar también la carga fiscal del pago, que aproximadamente significaría el doble.
Nada de esto va a impedir que el de Fuenterrabía sea entrenador del PSG ni que el Sevilla anuncie a Sampaoli, pero ha evitado que ya sea un hecho y, de alguna forma, afea un tanto una salida que quizá debía haber sido más cordial.
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