Llorente, ese problema
El Sevilla espera poder dar salida a un futbolista cuya voluntad será decisiva para escuchar las ofertas del mercado asiático. Desde China ya llegó una suculenta que no gusta al jugador.
La dirección deportiva del Sevilla ha aprendido de los errores de la planificación de la pasada temporada. Incluso antes de que el equipo de Unai Emery alcanzase la gloria de Basilea, Monchi ya admitió que había aspectos muy mejorables y no hace falta ser muy perspicaz para saber que uno de esos yerros fue la fortísima y frustrada apuesta por un jugador cuya elevadísima nómina puede condicionar incluso la actual planificación. El problema principal en el capítulo de salidas, bien llevado por el director general los dos últimos cursos, atiende por Fernando Llorente. Y darle salida es quizá el mayor rompecabezas de los rectores del club nervionense.
Llorente aterrizó en Sevilla el agosto pasado en medio de una expectación inédita. Ni el regreso de Reyes en enero de 2012 concitó tanta ilusión como la que produjo el riojano. Pero aquel momento estelar se fue diluyendo hasta el punto de que el jugador, en medio incluso de los momentos de mayor fervor de una hinchada entregada a los suyos, escuchó en más de una ocasión significativos pitos en el Ramón Sánchez-Pizjuán. Pese a que el delantero puso su granito de arena en la consecución de la Liga Europa, con aquel gol a la Juventus, y algún que otro partido aislado, como el triunfo sobre el Real Madrid, gol incluido, Llorente no sólo ha vivido el anticlímax de la decepcionada afición, sino que no entra en los planes de la nueva temporada. El problema es que tiene firmado un contrato por dos años más, a razón de una cantidad casi obscena para lo que puede permitirse el Sevilla, por mucho que, un año más, vaya a ver incremetados sus ingresos por competiciones y también los televisivos con el nuevo contrato.
El Sevilla debe trabajar con muco acierto en la salida del jugador, cuya voluntad será clave para que se produzca una solución satisfactoria. Llorente continúa teniendo un tirón mediático importantísimo, sobre todo en el mercado asiático, y de hecho ya ha recibido alguna oferta procedente de China que incluso superaba en sus altísimos emolumentos lo que cobra en el Sevilla. Pero el jugador no está por la labor de una aventura tan exótica, por el momento, y desechó tal opción, aunque sabe que su continuidad es casi imposible.
Desde San Sebastián ha llegado el rumor de un posible interés de la Real Sociedad. De allí es su mujer y podría ver con muy buenos ojos el regreso a Euskadi, pero el inconveniente principal continúa siendo su elevada ficha. En la Real contaría con la ventaja de que el régimen especial fiscal de Euskadi (con retenciones muy inferiores al 47%, entre 23 y 26%) permitiría rebajar el bruto a pagar, aunque hay casos y casos. Aun así, la Real no está en disposición de un esfuerzo tan elevado. Sus nóminas más altas son las de Carlos Vela e Illarramendi, quien se rebajó algo su ficha al regresar del Real Madrid y además firmó un contrato hasta 2021 para prorratear sus altos emolumentos. Llorente tendría que poner de su lado, rebajándose la ficha, y el Sevilla debería pagarle alguna parte para enjugar algo de lo firmado hasta 2018. La voluntad del jugador, así pues, será determinante.
El delantero ha marcado siete goles en 38 partidos: cuatro en 23 partidos de Liga, dos en cuatro de Liga Europa y el referido a la Juventus en tres de Champions. Muy pobre bagaje para tan enorme inversión. Además, su rendimiento ha sido bajo en cuanto a las prestaciones futbolísticas y de juego. Al riojano le ha costado adaptarse al sistema de Emery y no ha tenido la suficiente continuidad para adquirir la chispa adecuada, impelido como estaba el Sevilla a no bajar el listón competitivo, que sí superó con creces Gameiro. Sin margen de error, Llorente perdió el sitio y el Sevilla debe buscar otro delantero competitivo.
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