Otro año abriendo el baile

Se cierra la temporada 15-16, se abre la puja. El tiempo que separa el fin de un curso y el comienzo del siguiente se ha convertido en un peligroso campo de batalla para el Sevilla en los últimos años y nada indica que no vaya a ser igual. Más bien al revés después de un nuevo y rotundo éxito en Europa. La tercera Europa League vuelve a poner en el escaparate del mercado continental a los mejores futbolistas de su plantilla, a partir de ahora presas fáciles -o no tanto, ya se verá- para las grandes potencias económicas de Inglaterra, Italia o las ya conocidas amenazas en España, ante las que poco podría hacer la estructura sevillista.

Pero esto es así y las cartas están boca arriba. Si los futbolistas que negocian con Monchi saben que venir al Sevilla es una inversión segura, una posibilidad real de dar un salto gigantesco en su carrera, también los clubes saben que es un vivero asequible para los grandes a poco que aprieten con dinero.

El primer caso ya se ha consumado. Éver Banega ya se ha despedido incluso y toma rumbo a Milan para vestir la camiseta del Inter con una oferta irrechazable bajo el brazo. La pregunta del millón es ¿quién será el siguiente, tardarán mucho en desplegar las garras? Cada verano viene repiténdose la misma historia: Rakitic, Bacca, Aleix Vidal... por no remontarse a casos anteriores, desde Kondogbia a Medel, o más atrás los Daniel, Adriano, Keita, etcétera.

En el Sevilla, se vayan más estrellas o no, se atisban grandes cambios en una plantilla que tiene muchos puntos abiertos, pero el riesgo está más o menos localizado en una serie de futbolistas sobre los que hay certeza de que van a llegar ofertas de equipos de envergadura. En la mayoría de los casos, algo que no pudo hacerse realidad con Banega, los contratos son un tranquilizador respaldo para los intereses del club, pero ello no quita para que se vayan a producir los temidos ataques de los más poderosos y alguna salida.

La parte buena es que las hipotéticas ventas dejarán un buen dinero en las arcas del Sevilla, junto con los ingresos que obtendrá en su segunda participación consecutiva en la fase de grupos de la Champions.

Y se trata de una amenaza de la que tampoco está libre el entrenador. Si Emery ya el verano pasado tuvo ofertas en firme, particularmente una del Nápoles que llegó a escuchar y por la que no se decantó, sin duda se ha convertido en el entrenador de moda en Europa. A favor del Sevilla está que, aparte de tener firmado un año más de contrato, todos los grandes clubes que podrían seducirlo para una posible salida de Nervión tienen inquilino en el banquillo. En la Premier siempre está el peligro de la libra, pero tendría que ser un proyecto a varios años hipotecado a no disfrutar la próxima temporada de lo que sí va a poder hacer en el Sevilla, disputar de nuevo la Champions. De cualquier forma, el verano es largo y puede pasar de todo, pero el Sevilla también -en teoría- debe haber adquirido mejor estatus económico.

Después, muchos ojos están puestos en Krychowiak, en Gameiro y en N'Zonzi fundamentalmente, pero también en otros futbolistas apetitosos para clubes con poder. Vitolo, Sergio Rico, incluso Iborra o Coke (que ya hace un par de años desechó una oferta del Marsella) son jugadores vigilados, igual que habrá que estar atento a lo que hagan Rami y Konoplyanka en la Eurocopa. En el último año el Sevilla ha logrado elevar el precio medio de las cláusulas de rescisión de 30 a más de 40 millones. La de Krychowiak está en 45 y el polaco está en la agenda de varios grandes; en similares cifras está Gameiro, de quien se ha hablado incluso del Barcelona; mientras que el nombre de N'Zonzi ha circulado como objetivo del nuevo campeón inglés, el Leicester de Ranieri.

El mercado va a ser largo, pero ya empieza el baile. El mercado se mueve y todos, este año con más razón, miran al vestuario blanco.