El juego de las dos esquinas

Informe técnico

La movilidad de Krohn-Dehli y Reyes de fuera a dentro mató al Basilea.

Foto: Antonio Pizarro
Foto: Antonio Pizarro
Juan Antonio Solís

18 de marzo 2016 - 05:02

Ya lo hacía Unai Emery en su Valencia, el que siempre se metía en Champions, con piezas de una calidad suprema, como eran Silva o Juan Mata. En el Sevilla, lo interpretan para el vasco Banega o, ayer, Reyes y Krohn-Dehli, jugadores similares a esa pareja de ex valencianistas en cuanto a movilidad, capacidad de salir de su zona y sorprender: de fuera hacia dentro, de dentro hacia fuera, de izquierda a derecha y viceversa, para organizar terroríficos rondos en las dos esquinas junto a los laterales más el apoyo de Iborra o Gameiro. Ese baile acabó mareando al Basilea, cuyo repliegue intensivo se retorció sobre sí mismo: la pelota circuló y circuló por todo el frente del ataque y por insistencia, llegó el premio a balón parado con Rami.

DEFENSA

Para que el Sevilla pudiera percutir de la forma que lo hizo mientras el partido estaba en el aire, resultó fundamental el vigor y el sentido táctico de Cristóforo para barrer e impedir las salidas a la contra del Basilea, que confió su ¿ataque? a los escarceos por fuera de Lang o Steffen hasta la torre que flotaba aislada arriba, Janko. Eso y el balón parado, en el que se le pudo abrir la única puerta para engancharse al partido en ese rebote en Rami que se envenenó hasta la portería sevillista y que sacó David Soria en un ágil escorzo hacia atrás. Nada más hubo hasta que ya en los últimos minutos, con el Sevilla sesteando y todo decidido, Embolo tuvo dos remates francos por otro rebote en un defensor y un fallo de Cristóforo en el pase.

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Tan providencial en la resta como el uruguayo resultó, una vez más, el trabajo y la generosidad de Banega. Quien pensara que el argentino llegó a Sevilla para el lucimiento con la pelota se equivocó de todas todas. Se faja, se tira al suelo, rebaña, corta. De ahí sus amonestaciones, que no son pocas.

ATAQUE

Krohn-Dehli tan pronto aparecía en el huevo frito para ofrecer una línea de pase a Banega o Cristóforo y desahogar a una banda -descomunal su pase al desmarque de Reyes en el 2-0- como se mete por el carril del diez hasta la cocina para servir otro balón de gol a Gameiro (3-0). Reyes tan pronto se asocia en la esquina derecha con Mariano en corto, como irrumpe cual extremo en ese referido 2-0; o prueba suerte por la izquierda, movido por su instinto y su calidad en los espacios cortos. Y claro, Mariano y Tremoulinas, desde atrás, y Gameiro desde el área, encantados de sumarse a ese juego de las dos esquinas en el que los defensores suizos no sabían hacia dónde bascular.

VIRTUDES

El Sevilla de Emery, como en los dos años anteriores, ha llegado a los partidos decisivos con la maquinaria engrasada. Su circulación de balón es frenética.

TALÓN DE AQUILES

Falta jugar con ese frenesí lejos de Nervión. Si no, tendrá complicado revalidar el título.

UNO POR UNO

David Soria Clave su parada poco después del 1-0, tirándose hacia atrás. Alguna duda al salir.

Mariano Encantado con ese juego de ronditos en la esquina.

Rami Su fuerza rematadora volvió a encauzarlo todo.

Kolodziejczak Va madurando: un fallo inicial no lo descentra ya. Rápido de mente y piernas.

Tremoulinas Lo mismo que Mariano, en la banda contraria.

Reyes Apareció por muchas zonas del campo para encauzar los ataques.

Cristóforo Hizo la raya.

Banega Tiempo para distribuir y ayudar en la resta.

Krohn-Dehli La llave maestra de Emery para abrir candados a un lado y otro.

Iborra Su trabajo con los centrales libera a Gameiro.

Gameiro Una turbina que desarbola las defensas con sus desmarques y sentido para el remate y, ya con espacios, con sus eléctricas cabalgadas.

Escudero Se proyectó con sentido.

Krychowiak Minutos para ir soltando las piernas.

Llorente Algo impreciso.

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