El deseo es la Champions
El Sevilla emboca la segunda vuelta esperanzado en alcanzar la cuarta plaza, a 8 puntos, para dar lustre a su nuevo aniversario. La hazaña del Calderón fortalece la fe del grupo.
Como en un cumpleaños cualquiera, el Sevilla sopló ayer las velas de su 126 aniversario pensando un deseo que quiere mantener oculto para que se cumpla. Desde el pasado 9 de diciembre, en el que la Junta de Accionistas aprobó la reforma estatutaria que recoge la nueva fecha de fundación, el club ya tiene el 25 de enero de 1890 como inicio de su larga historia. La mejor manera de dar lustre a la nueva datación de su origen es volver a clasificarse para la Liga de Campeones. La Champions es el deseo tácito de un club que ha realizado esta temporada un esfuerzo económico inédito, y esto lo impele a la elevada autoexigencia. El problema es que la nefasta primera vuelta a domicilio lo descolgó en la clasificación. A ocho puntos del Villarreal, el logro se antoja complicado, pero el equipo de Unai Emery emboca la segunda vuelta esperanzado en lograr el reto.
La hazaña del Vicente Calderón, donde se convirtió en el único equipo de todos los que han pasado por allí esta temporada que no ha encajado ningún gol, el tercero en puntuar en la Liga tras Barcelona y Madrid, refuerza el espíritu de un grupo en evidente crecimiento. Hay datos estadísticos que refuerzan esta positiva evolución del bloque. El Sevilla sólo ha perdido un partido, en Granada (2-1), en los dos últimos meses. Desde la derrota en Anoeta el pasado 21 de noviembre, los blanquirrojos han jugado nueve jornadas ligueras, habiendo ganado los cinco partidos en el Sánchez-Pizjuán (Valencia, Sporting, Espanyol, Athletic y Málaga) y habiendo cosechado tres empates a domicilio (Deportivo, Betis y Atlético). Además, en esos nueve partidos sólo ha encajado cuatro goles. El contraste con los 18 tantos concedidos en las 12 primeras jornadas (hasta ese 21 de noviembre en San Sebastián) es evidente. Pero la mejoría del equipo, números objetivos al margen, también se ha manifestado en la sensación de invulnerabilidad que dio con el dechado de buen trabajo táctico y solidaridad defensiva con que afrontó los 34 últimos minutos ante el Atlético, desde la expulsión de Vitolo.
Ya en casa, el Sevilla había dado muestras de que estaba creciendo en el aspecto defensivo. Con partidos en los que Sergio Rico fue casi mero espectador (Valencia, Sporting o Espanyol), las citas ante Athletic y Málaga sí que pusieron a prueba tanto al portero como a la defensa. El Sevilla sufrió para sacar adelante sus dos últimos encuentros en casa como sufrió en el Calderón. Y de ese sufrimiento ha salido un equipo con más confianza en sí mismo, más combativo y más duro de batir. Y esta realidad es incluso superior a la estadística de los números.
Para el crecimiento desde abajo del Sevilla han sido claves varios factores. Empezando por la portería, Sergio Rico, que hoy presentará a la opinión pública la renovación de su contrato hasta 2019: ha confirmado su crecimiento con actuaciones clave ante Athletic y Atlético. Su madurez para saber leer y elegir la mejor acción en el juego aéreo, su valentía para salir con rapidez por abajo y alguna que otra parada de agilidad y reflejos le han dado a la retaguardia mucha confianza. Asimismo, la defensa sevillista ha concedido en este último tramo muchísimas menos llegadas. El Sevilla se ha dejado dominar por los tres últimos rivales, pero la escasez de tiros entre los tres palos evidencia la firmeza defensiva.
A ésta ha ayudado muchísimo el regreso de Carriço. Tanto con Rami como con Kolodziejczak, el portugués, actuando en el perfil diestro o en el zurdo, se ha compenetrado muy bien y ha aportado la dosis de garra, oficio y contundencia de los que meses atrás carecía.
También ha influido la inesperada irrupción de Cristóforo para que la medular cobre empaque y competitividad. El uruguayo aporta un perfil diferente, pues tiene cualidades distintas y complementarias a Krychowiak y N'Zonzi, otro jugador que ha crecido enormemente desde su evolución hacia un juego más físico. En el Calderón fue un baluarte en el juego aéreo y salió airoso del cuerpo a cuerpo. Refrendó sus prometedoras actuaciones en partidos más cómodos, como Betis y Mirandés.
Al Sevilla se le resiste el primer triunfo fuera y le queda por delante una segunda vuelta muy complicada. Sobre la base de esa vertebración defensiva debe construir ahora su escala para ir subiendo puestos. Y para ello la confianza del equipo será clave.
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