Un 'ciao', adiós y hola
Champions League: Sevilla-Juventus · La previa
El Sevilla, aunque no depende de sí mismo, debe pelear por un triunfo frente a la Juventus para meterse en la Liga Europa. Los blancos se juegan no tirar casi media temporada.
Una palabra italiana, precisamente italiana, es la mezcla perfecta para definir el deseo de todos los sevillistas cuando la ilustre Juventus vuelve a vestir esta noche de gala el Ramón Sánchez-Pizjuán. Ese ciao, que se utiliza en el idioma de los visitantes para expresar tanto "adiós" como "hola", resumiría de manera acertada el único objetivo posible en la despedida a la Liga de Campeones, pues los blancos ansían reengancharse a las competiciones continentales a través de la Liga Europa, su torneo fetiche tras conquistarlo en las dos últimas temporadas. Ésa es la meta al alcance, aunque ni siquiera eso depende exclusivamente de los hombres de Unai Emery, pues necesitan no sólo derrotar a esa Vecchia Signora cada vez más emergente en la presente campaña, también es imprescindible que el City no pierda ante el Borussia Mönchengladbach. Ojo, todo lo que no sea eso daría paso a un adiós precipitado a Europa.
Vistos los estados de forma de los cuatro contendientes de ese grupo de la muerte que se confirmó finalmente como el más fuerte de los ocho de la Liga de Campeones, la carambola no resulta fácil, ni muchísimo menos. Porque quién osa ahora a discutir el potencial del terceto de rivales de los sevillistas en esta fase inicial de la Liga de Campeones. Las dos escuadras que están impresionando últimamente son la Juventus y el Borussia Mönchengladbach. Los italianos han ganado sus últimos cinco partidos de la liga nacional, además de derrotar al Manchester City en la última jornada continental. El resultado es que, pese a ir quintos en la clasificación, ya todos comienzan a verlo como principal favorito para renovar su título en la Serie A. Los alemanes, mientras, se han repuesto a un pésimo arranque y han subido hasta la tercera plaza en la Bundesliga después de imponerse al Bayern Múnich, nada más y nada menos.
Para que el Sevilla no se quede fuera de Europa en diciembre la Juventus tiene que reencontrarse con la derrota en el Sánchez-Pizjuán y el Gladbach no puede pasar del empate en el Etihad de Manchester. No es fácil que todo se dé, sin duda, pero lo principal para Emery y los suyos es derrotar al actual campeón italiano y subcampeón de Europa. Ésa debe ser la obsesión de un Sevilla que no fue capaz de saltar el listón que le exigía el sorteo del máximo torneo continental. Los blancos sólo tienen una mancha en su hoja de ruta y ésta fue precisamente en Turín, donde no llegó a competir siquiera. El resto se ha ajustado a lo previsible, ya que en Manchester rozaron el éxito hasta caer por el gol de De Bruyne en la prolongación y en Alemania sencillamente perdieron ante un rival que ese día fue mejor en las dos áreas, el catecismo del fútbol, aunque no le pasó por encima en lo referente al fútbol.
De cualquier forma, fueron los dos mejores partidos de los blanquirrojos en esta temporada lejos de casa, los únicos que han jugado de verdad y con intención de hacerle daño al rival. La posibilidad de quitarse esa mancha de encima tiene mucho que ver con darle una alegría a una afición que está deseosa de ponerse al lado de los suyos. Esa opción pasa por derrotar a una Juventus al alza. Y, ojo de nuevo, lo contrario sería una primavera triste sin partidos europeos entre semana.
Pero el Sevilla ya ha demostrado en el presente curso que, en su cara buena, la de anfitrión, es capaz de derrotar a rivales tan reputados como el Barcelona o el Real Madrid, que no tienen nada que envidiarle a esta Juve, y ésa debe ser la referencia para que el éxito vuelva a producirse. Para ello, lógicamente, el rendimiento de Krychowiak y compañía ha de subir muchos enteros al que muestran cuando juegan con una o dos marchas menos, es decir, en todos los desplazamientos de la actual competición liguera.
El hecho de que la distancia entre el hotel de concentración y el recinto que acoge el partido diste apenas dos centenares de metros y no miles de kilómetros debe ser un aspecto definitivo para que el Sevilla salga a tope. También será trascendente para ello que Banega le dé su conformidad al técnico vasco para dirigir a su equipo si sus molestias en el sóleo han desaparecido. El resto de los protagonistas no diferirá en exceso de los que estuvieron el sábado en Riazor.
Emery ha elegido un grupo de futbolistas en los que ha depositado su confianza y tampoco parece muy decidido a realizar esas rotaciones que tan buenos resultados le dieron en los dos anteriores cursos. De cualquier forma, además de Banega, Coke, Tremoulinas, Iborra y Fernando Llorente tienen muchas opciones de entrar como titulares en esta cita frente a una Juventus que sí comparece con numerosas ausencias por problemas físicos.
No es el epílogo soñado por los seguidores de la causa sevillista, está claro, dado que la esperanza era competir al menos hasta la última jornada por estar en los octavos de final, pero es festivo y en el Sánchez-Pizjuán se espera que otra vez esté cercano el lleno. Como dice Unai, "la afición va a estar, los que nos tenemos que enchufar somos nosotros". Que así sea para convertir ese ciao en una realidad y volver a soñar otra vez con la Liga Europa.
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