Una fiesta que no tuvo un final feliz

Málaga - Sevilla · el otro partido

El sevillismo, concentrado en traer un triunfo de Málaga, siguió atento lo que ocurría en Almería. El Valencia ganó y se quedó con la cuarta plaza.

Foto: EFE
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Víctor Navaro

24 de mayo 2015 - 05:02

Ayer fue una de esas jornadas de transistores. De ésas en las que el carrusel radiofónico cobra más sentido que nunca. Y así andaba ayer el sevillismo, que, fiel a la cita con sus colores, se desplazó en masa hacia La Rosaleda para ser el duodécimo jugador.

Aunque es cierto que la mirada y la atención de la hinchada nervionense se centraba en Málaga, otro punto de la geografía andaluza cobraba relevancia, máxime con el paso de los minutos. El estadio Juegos del Mediterráneo, donde el Almería se enfrentaba al Valencia. Los locales necesitaban una victoria para salvarse y un posible triunfo de los blanquirrojos abriría la puerta para que el Sevilla se colara en la cuarta posición.

El sevillismo fue ayer más almeriense que nunca. Cantó con fuerza el tanto de Thomas, se estremeció con el empate de Otamendi y volvió a ver la luz con el gol de Soriano. Feghouli, un suspiro antes de que el árbitro pitara el final de la primera parte, colocó de nuevo las tablas en el marcador.

Las noticias llegaban a Málaga. El Almería vendía cara su derrota y tenía que ir sí o sí a por la victoria, sobre todo vistos los resultados que se iban produciendo en el resto de campos. Llegó pues el momento de que el Sevilla cumpliera con su parte. Así, durante el descanso Emery trasmitió a los suyos que hacía falta bastante más amperaje para llevarse un partido ante un Málaga que fue mucho más intenso durante la primera mitad, incluso con uno menos sobre el tapete malacitano. Dicho y hecho. Los blanquirrojos salieron con otra cara en la segunda mitad y cayeron los goles en cascada. Uno, dos y tres. Entonces el equipo se puso en modo ahorro, con la mente en Varsovia. Pero antes había que acabar el partido. Y el Sevilla, ahora sí, cumplía con su parte y ya no estaba en su mano alcanzar la cuarta plaza. Entonces la masa sevillista comenzó a mirar de verdad a Almería, empujando desde La Rosaleda para que los de Sergi consiguieran el tercer tanto.

Entretanto, Javi Guerra se aprovechó del despiste sevillista para acercar a los suyos. Mientras, los transistores narraban que el Almería se volcaba para buscar el tanto de la salvación. Y el sevillismo continuaba empujando.

Sin embargo, cuando se merodeaba el minuto 80, La Rosaleda cantó gol. No fue del Málaga, ni mucho menos, pero por el ímpetu con el que se gritó bien podría parecerlo. Alcácer anotaba el tercer tanto valencianista en tierras almerienses que acababa con todas las posibilidades de que el Sevilla acabara cuarto. Y llegó el segundo del Málaga. Daba igual. Esta vez Almería, otrora lugar de gestas como aquel gol de Rodri que sirvió para ir a la Champions, no pudo responder y la fiesta fue incompleta. Pero que no se preocupe el sevillismo. El miércoles, otra ocasión.

76 puntos que sirvieron para ganar tres Ligas

Los números del Sevilla esta temporada hablan por sí solos. Más de 100 goles anotados en todas las competiciones y 76 puntos en Liga, que bien hubieran servido para salir como campeón en más de una campaña. De hecho, tres títulos lucen en las vitrinas de sendos equipos que en este siglo sumaron, como mucho, los mismos puntos que el Sevilla durante este curso. Éstos son el Deportivo, que consiguió 69 en la campaña 99-00; el Valencia, que en la 01-02 alcanzó los 75; y el Real Madrid, que hizo 76 en la 06-07.

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