Un dulce no parar

En medio de una explosión de euforia, buenas sensaciones, sueños, recuerdos de ilusiones europeas... el sevillismo vive una Feria pletórica tras la clasificación para las semifinales de su competición preferida, la UEFA Europa League, y el equipo de profesionales sigue su camino. Un andar firme y sin vacilaciones para hacer posible todo lo que hoy disfrutan sus aficionados. Pero la realidad es que el grupo suma esfuerzo tras esfuerzo sin tiempo apenas de recuperarse. Después de un larguísimo viaje de vuelta desde Rusia tras el partido ante el Zenit que hizo que los jugadores llegaran a sus casas más allá de las nueve de la mañana del viernes, el Sánchez-Pizjuán es hoy el escenario de un nuevo reto con un duelo no poco importante ante el Rayo Vallecano en el torneo de Liga.

Este Sevilla no puede detenerse ni para saborear los triunfos. La exigencia es máxima y tanto este encuentro como el de hace una semana en Granada se ha colado en una secuencia de choques de altura para los de Unai Emery, fundamentalmente las dos citas ante el Zenit y la visita del Barcelona de Messi, Neymar y compañía al Sánchez-Pizjuán.

Pero es que todo sigue así de intenso para este equipo que ya tiene en mente también otro duelo parecido con la llegada del Real Madrid a Nervión y, por supuesto, los dos enfrentamientos ante la Fiorentina con la dulce ilusión de estar de nuevo en otra final europea, esta vez en Varsovia.

Pero todo eso será en mayo, concretamente en una primera quincena que promete intensidad, nervios y muchas emociones. Con menos glamour, pero con mucha importancia también con lo que se está jugando el Sevilla, llega este encuentro ante el Rayo Vallecano, un rival que va a poner a prueba la capacidad de recuperación de una plantilla que acaba de recibir además un golpe fuerte con la gravísima lesión diagnosticada en la rodilla derecha de Nico Pareja, uno de los pilares fundamentales en el bloque y en el sistema defensivo construido por Emery y su cuerpo técnico.

Al Sevilla no le está permitido detenerse. Y no lo hará mientras tenga alguna posibilidad de dar caza al cuarto clasificado. Para eso lucha con rivales que descansan y prepara los partidos mucho mejor. Tanto el Rayo Vallecano que llega hoy a la hierba nervionense como el Valencia, que es el que ocupa la plaza de Champions que tanto ansían los blancos, tienen las semanas limpias entre partido y partido. Y también lo hará ya el Atlético de Madrid a partir de ahora tras caer quedar fuera de las semifinales del máximo torneo continental siendo apeado por su máximo rival, el Real Madrid. Los colchoneros están algo más lejos, a seis puntos, pero el equipo del portugués Nuno, que recibe al Granada el lunes, está sólo a dos y el Sevilla no puede tropezar si quiere seguir teniéndolo cerca.

Desde luego que los discípulos de Emery ya ni se acuerdan de cuándo perdieron su último partido. Fue en Anoeta y han pasado ya muchos compromisos, tanto en la Liga como en Europa, y siguen haciendo historia con unos números irrepetibles. Si ya igualó con el empate en Granada los 63 puntos que sumó en toda la temporada pasada cuando aún restan seis jornadas por disputarse, el nuevo reto es llegar a una puntuación histórica y, sobre todo, hacer posible la machada de entrar en Champions.

Emery ya ha anunciado que dosificará los esfuerzos tras el palizón de Rusia, pero tampoco lo hará mucho porque el Sevilla necesita los puntos y porque esta semana no habrá competición europea. No obstante, para competir en igualdad de condiciones con un equipo fresquito como el Rayo sí que habrá algunas variaciones sobre el once inicial. Donde no se producirá será en la portería tras la reaparición de Beto en San Petersburgo -otra vez lesionado-, que no ha dejado indiferente a nadie. Sin embargo, todo quedó en anécdota después de la enorme alegría que se llevó el sevillismo, un sevillismo instalado en un dulce no parar.