La mente a 4.425 kms.

granada - sevilla · informe técnico

Nadie es capaz de salir a machamartillo siempre, ni siquiera este Sevilla.

Foto: Álex Cámara
Foto: Álex Cámara
Juan Antonio Solís

20 de abril 2015 - 05:02

Si el Sevilla cae en San Petersburgo, no va a ser por su esfuerzo al límite ayer. No hubo noticias de ese despliegue sin tregua que neutralizó al Barça y el Zenit en Nervión. Jugar con la pierna blanda, posicionado y esperanzado en ganar por inercia, metió en el partido al Granada. El anfitrión tuvo la mente en Los Cármenes y el visitante a 4.425 kilómetros, los que median por carretera entre Granada y la antigua Leningrado.

Defensa

Si bastara con una arenga del entrenador de turno, con un encendido discurso en el vestuario para advertir del peligro de la relajación o la falta de intensidad, los equipos jamás saldrían como salió el Sevilla. Pero a veces sucede que esas advertencias se disipan en el aire pesado de ese vestuario. Es imposible que en el deporte profesional los protagonistas no bajen el pistón un poco de vez en cuando. El Sevilla marcha a todo trapo, salvando obstáculos en Europa y obligado a no fallar en la Liga para alentar su sueño de la Champions, pero si había una cita emboscada, por su perfil bajo entre dos partidos señalados, era la de ayer. A saber: Krychowiak y Mbia se acomodaron cerca de sus defensas, el Granada entró al litigio mucho más metido y todo fue rodado. El balón empezó a circular más en el mediocampo sevillista porque los de Abel llegaban una décima de segundo antes a la pelota. Iturra y Rubén Pérez daban más estopa, Success dislocó a los centrales sevillistas con su movilidad y por fuera, Nyom y Candeias atacaban mucho más que defendían. Ese fallo de Krychowiak en la marca a Mainz, al segundo palo, en un córner desde la derecha terminó de reventar el guión lógico.

Tras el descanso, el Granada perdió gas y optó por defender más atrás. Se quedó sin salida y aunque sus cambios fueron aparentemente ofensivos, con Piti, Lass y Juan Carlos, su actitud siguió siendo muy conservadora aun con el empate a uno.

Ataque

Esa tibia agresividad colectiva desde los primeros compases desconectó a los atacantes. Con los pivotes y los laterales sevillistas atornillados atrás, la combinación hasta Denis, Vitolo o Bacca era poco menos que una utopía. Sólo Reyes apareció alguna vez al perder metros, visto el decorado, y lanzar en largo, como también Pareja en un intento a Bacca, que cruzó demasiado tras un buen desmarque al primer palo (33').

A la hora de juego llegó la luz. Aleix Vidal abrió el pasillo derecho ayudado por Banega, que tuvo criterio y toque para descargar a las zonas adecuadas ante un rival cada vez más replegado, aunque otra historia fue lograr un último pase entre el bosque granadino. En esa media hora final se echó en falta que uno de los pivotes y Denis acompañaran a Bacca y luego Gameiro en el área para pescar un rechazo o balón suelto.

Virtudes

Aleix Vidal, ese lateral largo.

Talón de Aquiles

Es tan difícil ir siempre al límite...

Uno por uno

Sergio Rico Una buena parada, abajo, al tiro de Candeias.

Figueiras Por la derecha no se pudo soltar, exigido atrás, y en la izquierda fue inocuo. Casi se mete un gol en propia meta.

Pareja Un pase de los suyos a la espalda de la zaga.

Kolodziejczak Success lo sacó de quicio con movilidad y potencia.

Fernando Navarro Incómodo ante Nyom.

Mbia Le faltó soltar amarras.

Krychowiak Perdió de vista el balón en el gol del Granada.

Reyes En la primera media hora fue la única solución ofensiva con sus pases largos.

Denis S. Empezó perdiendo las pequeñas batallas (choques y fricciones) y al menos tuvo casta para ofrecerse luego.

Vitolo Desenchufado.

Bacca Si falló en los remates, fue por su capacidad para trabajárselos con su chispa.

Aleix Vidal Más que lateral, extremo. Triangulaciones, paredes y centros tensos.

Banega Tocó y desahogó, aunque faltó ese último pase.

Gameiro Sin espacios.

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