Clásico entre campeones
El Sevilla, con dispares experiencias ante equipos rusos, anhela rememorar la senda de Eindhoven ante el Zenit. Los de San Petersburgo tomaron el testigo de Glasgow en 2008.
El sevillismo se apresta a vivir otra gran fiesta en Nervión, otra noche mágica ante un viejo conocido. Mañana se miden de nuevo, por quinta vez en su historia, el Sevilla y el Zenit, cuyo solo nombre deja un poso glorioso entre los aficionados blanquirrojos. Hasta tres veces se vieron las caras andaluces y bálticos en el glorioso camino de los primeros hacia el título de Eindhoven, después de un anticipo en la liguilla de la UEFA 04-05, en la que el Sevilla de Joquín Caparrós empató en San Petersburgo (1-1, Arshavin y Julio Baptista). Un año después, de nuevo hubo visita a Rusia en la fase de grupos de aquella primera UEFA que inició la gloria al Sevilla. El equipo de Juande Ramos cayó en el Petrovski Stadium por 2-1, con dos goles de Kerzhakov y Saviola. Meses después, en cuartos de final como ahora, Nervión dictó sentencia en la ida: un 4-1 que hizo intrascendente el 1-1 de la vuelta.
El Sevilla y el sevillismo quieren rememorar aquella senda hacia la inolvidable jornada de Eindhoven con una eliminatoria que, gracias al empaque de equipos campeones que cobraron los dos clubes desde entonces, convierte el cruce en todo un clásico de Europa al más alto nivel. Se enfrentan el tricampeón del torneo con el campeón de Manchester 2008. Porque, curiosidades del destino, el Zenit se coronó campeón dos años después de aquel cruce, tras el doblete histórico del Sevilla en Eindhoven 2006 y Glasgow 2007.
Aquel glorioso Sevilla, después de eliminar al Lille, siguió levantando su leyenda goleando al Zenit el 30 de marzo de 2006. Los rusos llegaban con la ventaja moral de haberse impuesto en la fase de grupos, con el general invierno a su favor. Arshavin y Kerzhakov, que ahora viven una segunda etapa otoñal en San Petersburgo a la sombra de Shatov, Danny, Hulk o Rondón, eran la principal amenaza de los rusos. Pero el Sevilla de Juande solventó la papeleta en la ida ganando 4-1, si bien el partido tuvo más aristas de las que aparenta el resultado. Saviola adelantó al Sevilla, pero Kerzhakov igualó justo antes del descanso. En la segunda parte, un penalti de Hagen a Kanoute decantó el partido. El central fue expulsado y Martí levantó el dedo para lanzar la pena máxima en un momento de psicosis ante los once metros por sucesivos fallos precedentes. Aquello descerrajó a los rusos y Nervión vivió una fiesta con los goles de Saviola y Adriano. Fue la gran antesala de la noche única del jueves de Feria, abrochada con el inolvidable zurdazo de Puerta. La vuelta fue casi un cómodo paseo: 1-1 (Huyn y Kepa).
Pese a estos gratos recuerdos, el Sevilla ha tenido dispares experiencias con los rusos. En su primer cruce cayó ante el Torpedo de Moscú. Fue en la UEFA, en el otoño de 1990. La ida quedó 3-1 (con gol de Polster) y la vuelta se hizo imposible sobre el encharcado césped del Sánchez-Pizjuán. Los goles de Bengoechea y Ramón no bastaron tras el de Savichev.
El siguiente duelo correspondió también al camino de Eindhoven. En febrero de 2006, el Sevilla eliminó al Lokomotiv de Moscú: 2-0 (Maresca y Puerta) y 0-1 (Jordi López). Sin embargo, el último precedente dejó un pésimo sabor y sentenció a Manolo Jiménez, que sería destituido una semana después de caer en los octavos de la Champions ante el CSKA de Moscú (1-1 en la ida y 1-2 en Nervión). Ahora, el Zenit, muy fortalecido por Gazprom desde su crecimiento paralelo al del Sevilla, llega con ansias de revancha. Pero en Nervión se aferran a su leyenda y a la fortaleza del equipo de Emery, henchido de moral.
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