La frescura de la juventud

Una defensa con una media de edad de 24 años, incluyendo al portero (25). Un mediocampo con una media de 23, gracias a que vuelve al once titular Tomás Pina (27). Y un delantero, que acumula nada menos que 8 goles en los 11 partidos europeos disputados desde las rondas previas que apenas tiene 21. La juventud es una de las principales señas de identidad de este fresco Villarreal que enamora al espectador neutral por su juego dinámico, rapidísimo en los movimientos con y sin balón, escurridizo como un infante que no le tiene miedo a nada. Ésta, la frescura sin presión de un equipo joven y eléctrico, es la mejor baza del equipo de Marcelino, que echará de menos a una de sus piezas clave, Cheryshev.

El hispanorruso, a sus 24 años, ha irrumpido por fin con fuerza en la élite después de toparse de bruces con el infortunio de las pertinaces lesiones en Nervión, donde no estará por una rotura fibrilar. Su ausencia priva de profundidad y desborde a Marcelino por la izquierda, donde radica la principal duda del once del Villarreal. Aun sin él, tiene mimbres para desarmar al más rocoso.

Con Pina de vuelta al equipo, el centro del campo tendrá algo más de oficio y de empaque físico que con los jóvenes Trigueros y Jonathan dos Santos, que podrían actuar de nuevo juntos en un 4-3-3 en el que Campbell, Uche y Vietto formen un tridente en ataque. Esto desdeciría el habitual 4-4-2 de Marcelino, un esquema perfecto para bascular en defensa con las líneas juntas y salir en rápidos ataques buscando el posicionamiento de Uche o la movilidad del inquietante Vietto.

Pero hoy el Villarreal debe atacar con todo y puede variar su dibujo. Trigueros ve el fútbol de maravilla, Vietto ofrece mil vías distintas, Uche percute con todo... Con Giovani hay otra vía para la técnica y la visión de juego. La rapidez de movimientos está asegurada. Y cuidado con el balón parado. Tiene grandes lanzadores y en las segundas jugadas son peligrosísimos.