El listón sube y sube

Liga Europa · Villarreal - Sevilla · la previa

El Sevilla busca saltar otro obstáculo importante llamado Villarreal para seguir en la pelea por revalidar su título de campeón. El partido con el Espanyol, referencia a evitar.

Banega y Reyes, de espalda, escoltan a Carriço, novedad en la convocatoria y posiblemente en el once titular.
Banega y Reyes, de espalda, escoltan a Carriço, novedad en la convocatoria y posiblemente en el once titular.
Francisco José Ortega Enviado Especial A Villarreal

12 de marzo 2015 - 05:02

Nueva prueba de tronío para este Sevilla de la época que tantas alegrías les ha dado a los suyos. Octavos de final de la Liga Europa y el listón ha subido algunos centímetros para que los blancos afronten una eliminatoria incluso más exigente que la anterior frente al Borussia Mönchengladbach, y eso que aquella fue complicada, vaya que si lo fue. Pero el actual campeón de la competición ya demostró en su visita a la caldera alemana que no se arredra por ningún motivo y también está dispuesto a saltar un obstáculo llamado Villarreal, tal vez el equipo de moda en España por un fútbol que enamora a casi todos los espectadores neutrales.

Muy bien, el cuadro amarillo practica un fútbol vistoso, siempre a la contra, pero sería tremendamente injusto no situar a este Sevilla de Unai Emery en un escalafón cuando menos similar al del cuadro que dirige Marcelino. Los últimos partidos de los sevillistas son una invitación a todos los espectadores a sentarse delante del televisor para presenciar un espectáculo agradable. Porque muchas veces es una explosión de goles en una y otra portería, como ante Real Sociedad, Borussia Mönchengladbach y Deportivo, y cuando no lo es, como ante el Atlético de Madrid, es un pulso vibrante en el que los blancos fueron capaces de dar un paso adelante para encerrar a un rival tan reputado como el rojiblanco.

¿Y qué tipo de partido se verá esta noche en Villarreal? Resulta complicado establecer un vaticinio, pero, a tenor de los antecedentes más inmediatos de ambos contendientes, nadie se equivocaría mucho si apuesta por dos equipos esperando su oportunidad para salir al contragolpe. Tanto Sevilla como Villarreal gustan en los últimos tiempos de explotar la velocidad de sus futbolistas de mediocampo hacia arriba. Pero, claro, para que haya contragolpes alguno de los dos equipos deberá dar un paso al frente a la hora de buscar un fútbol más ofensivo. Ahí puede estar, pues, una de las claves futbolísticas: quién se atreverá a tomar la iniciativa a la hora de llevar el juego.

Mal haría, sin embargo, el Sevilla en renunciar a ese principio básico del fútbol que propone Unai Emery. La referencia, en ningún caso, puede ser Mönchengladbach en este sentido, cuando defendió muy atrás y con todas las piezas tremendamente juntas, sabedor de que el Borussia necesitaba marcarle un par de goles para remontar el tanto de Iborra en la ida y que, por tanto, debía correr más riesgos de los normales. En este caso, no va a ser así, pues Marcelino no tendrá el menor rubor en aguantar a su equipo atrás en pos de no permitir que los nervionenses puedan cazarlos.

Lo que sí está claro es que hay un partido que puede servir como manual de lo que no debe hacer el Sevilla y ése no es otro que la ida copera en Cornellá-El Prat contra el Espanyol. Aunque muchos seguidores blanquirrojos siguen afeándole a Emery la alineación inicial de aquel día, acusándolo de haber tirado la Copa, el técnico está convencido de que aquello fue más un problema de actitud, de no afrontar la cita como ésta demandaba. En definitiva, el entrenador vasco ha insistido mucho a sus futbolistas durante la semana sobre la necesidad de que salgan a tope de revoluciones, que no se guarden nada para el partido de vuelta.

En un fútbol tan igualado como el actual es un error recurrente para muchos equipos que juegan la ida como forasteros regalarle al rival buena parte del primer partido en la creencia de que siempre será posible resolver con posterioridad en el feudo propio. Más o menos le pasó al Borussia Mönchengladbach, al que le faltó ese punto de necesidad en el primer periodo del Sánchez-Pizjuán y luego lo pagó con creces cuando Iborra, en ese mismo partido, y Bacca y Vitolo, en Alemania, lo llevaron a un camino imposible. También le sucedió, por ejemplo, al Espanyol en su visita a San Mamés en las semifinales coperas. Los blanquiazules pudieron golear en ese partido de ida, no lo hicieron en un juego algo conformista y carente de ese instinto asesino, y en la vuelta lo pagaron cuando Aduriz ya había adelantado a los suyos en el primer cuarto de hora.

Son pequeñas referencias para entender que es fundamental que el Sevilla, tal y como ha insistido una y otra vez Emery, no haría mal en pensar que se trata casi de una eliminatoria a partido único y que su primer objetivo, por supuesto, tiene que ser ganar en El Madrigal. Es evidente que existen ejemplos contrarios, como la remontada en el anterior curso contra el Oporto, y que las frases hechas del fútbol establecen que este tipo de partidos deben ser preparados con la idea de que se trata de un partido de 180 minutos. Craso error muchas veces para los equipos que juegan primero fuera de casa por mucho que siempre se acuda al tópico de decir que es mejor tener la vuelta al calor de los tuyos para decidir.

Ésas son las cuestiones relacionadas con la filosofía del juego, con la estrategia de partida, y otra cosa será conocer quiénes serán los encargados de llevarla a cabo. El Sevilla tiene el problema de los centrales, ya que Pareja no acaba de reponerse completamente de sus molestias musculares y esto ha arrastrado a un sistema defensivo muy cogido con alfileres en esa zona. La incógnita es saber si la musculatura de Carriço resistirá el esfuerzo y podrá conformar ese tándem con el zaguero argentino que tan buenos resultados le dio al Sevilla en el arranque del presente ejercicio. Está claro que Kolodziejczak sería la alternativa si uno de los dos titulares no está en condiciones de jugar, pero, de momento, que Carriço se subiera ayer en el avión con el resto de la expedición no es un mal síntoma.

Aunque averiguarle un equipo a Emery pertenece al mundo de los acertijos, tampoco parece que el vasco vaya a hacer en esta ocasión nada que se salga del guión y a día de hoy su equipo parece más definido que nunca de mediocampo para arriba, es decir, Krychowiak e Iborra deberían conformar la pareja de pivotes aunque Mbia comienza a pedir a voces su entrada en el once titular; Banega será el enganche con las bandas para Aleix Vidal y el piropeadísimo Vitolo; y Bacca, en teoría, está destinado a ser el delantero que forme de partida. Pero ahí sí pudiera producirse una novedad si Emery apuesta por la velocidad de un Gameiro que parece en un excelente momento de forma. No sería la primera vez que lo hiciera cuando se enfrenta al Villarreal de Marcelino. Y aparte de los centrales también quedaría por resolver la cuestión de los laterales, donde Coke y Tremoulinas parten con alguna ventaja.

Son cuestiones, de cualquier manera, que no alcanzan a conocer ni siquiera los propios futbolistas y que Emery se guardará hasta pocas horas antes de que arranque el encuentro. Tanto él como Marcelino no le han dado ninguna pista al rival, está todo tan igualado que cualquier detalle puede servir para superar el listón. Y el campeón, el Sevilla, ya tiene experiencia en este tipo de situaciones.

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