Teorema sobre la pena máxima
Valencia - Sevilla · el otro partido
Negredo gana la partida a Bacca en un duelo de arietes marcado por el fallo del segundo penalti del que dispuso el sevillista. El especialista Diego Alves impidió el cambio de rumbo.
Diego Alves es el mejor especialista en detener penaltis que ha jugado en la Liga española, al menos desde que las tecnologías permiten destacar estas estadísticas. Tiene un 48,7% de penas máximas detenidas de las 39 a las que se enfrentó: repelió 18, incluyendo el que le detuvo este domingo a Bacca, encajó 19, sumando también el que le marcó el colombiano, y otros dos fueron tirados fuera por los lanzadores. Diego Alves, que ya amargó al Sevilla en su debut liguero con el Almería, mantuvo el rumbo de un partido que se decantó para el Valencia con un cúmulo de errores producido en el minuto 17. Negredo empujó a Diogo Figueiras, el lateral izquierdo interino pecó de inocente, le soltó una patada y el árbitro obvió la falta previa señalando penalti. Esa acumulación de errores fue una constante en un partido de alto ritmo y tensión a flor de piel.
Negredo empezó a ganarle en ese momento la partida a Bacca. El vallecano fue un protagonista positivo indirecto. El colombiano vivió la otra cara de la moneda y fue protagonista negativo directo. Tomó la responsabilidad de lanzar los dos penaltis pitados en el área valencianista, en dos decisiones arbitrales con sus propios errores. En el primero, el que marcó Bacca y abrió la esperanza sevillista, Diogo se deja caer antes de recibir la entrada de Pareja. En el segundo, el que detuvo Diego Alves, el árbitro se tragó el penalti previo a Banega y pitó el cometido por Cancelo sobre Vitolo. Habían transcurrido apenas ocho minutos desde que Bacca marcó el 2-1 pese a que Diego Alves intentó engañarlo situándose cerca de un palo para mostrarle el resto de la portería. Y el colombiano no dudó: lanzó fuerte y con el empeine al palo contrario. Pero es difícil que un mismo delantero marque dos penaltis en el mismo partido.
El fútbol tiene mucho de carga anímica y en el ánimo de Bacca permanecía indeleble la forma en que había marcado el 2-1 y temió que en esta segunda ocasión sí le adivinara la intención Diego Alves. Lo tiró al otro palo, con el interior, muy centrado... En sólo cuatro minutos aún mantendría en su retina los engaños del meta, que volvió a tirarse al mismo lado y acertó despejando el balón.
En el descargo de Bacca hay que destacar que es muy difícil que un mismo delantero marque dos penaltis en tan escaso margen de tiempo. En el Sevilla, por ejemplo, Santi, Polster, Julio Baptista y Rakitic ya se toparon con esta realidad. Y también hay que reseñar que, al igual que Parejo es el que tira los penaltis en el Valencia por delante de su delantero de referencia, otro especialista como Negredo, en el Sevilla la responsabilidad está menos repartida. Gameiro no estaba en el campo. ¿Debería haberlo tirado Banega, por ejemplo, buen conocedor de su ex compañero en el Valencia?
Ese penalti fallado no pudo cambiar el rumbo de un partido que tuvo otros protagonistas negativos. La pésima vigilancia defensiva en una falta que botó Deulofeu dio lugar al 2-0, sin que el propio Deulofeu cortase el inicio de la contra. Y Beto propició el 3-1 con un despeje mal orientado, y todo el Sevilla saliendo, tras un gran robo de Deulofeu. El Valencia agradeció el cúmulo de errores ajenos. Es ley del fútbol, la suma de errores y aciertos, propios y ajenos, y la imbricación de la suerte en esa ecuación aleatoria.
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