¿Champions sin plan A?
El Sevilla se aleja a 11 puntos del cuarto puesto tras un traspié difícil de explicar en Nervión, donde sólo ganó 5 de 10 partidos. Se reabre el debate sobre el equilibrio.
La Liga de Campeones no es el objetivo marcado por el Sevilla. El ex presidente del club, cuando analizó el fracaso de la anterior temporada y anunció un giro sustancial para la actual, habló de un proyecto a tres años y de intentar la clasificación europea, pero no como una obligación. José Castro no se ha salido del guión marcado en su día por José María del Nido, entre otras cosas porque hasta los aficionados más exigentes entienden que un equipo nuevo, tras la salida de sus grandes estrellas y la llegada de 13 fichajes, necesita un periodo amplio de cohesión. Sin embargo, la Champions es un acicate importantísimo del que han hablado sin tapujos los principales protagonistas de este invento, los futbolistas. Es el gran señuelo para un equipo que no esconde sus ambiciones, pero estas elevadas metas no casan con la realidad de los números, sobre todo en casa.
El plan A sigue gripando el motor del Sevilla de Emery. Al entrenador sevillista se le reclamó que optara por otros futbolistas y otros sistemas cuando, en su pésimo arranque, se topaba una y otra vez contra el muro de querer bordar el fútbol sin estar bien pertrechado. El Sevilla era un gigante con un esqueleto incapaz de aguantar su poderío ofensivo y unos atacaban la endeblez de su defensa, otros, lo precario de su sistema defensivo y también hubo quien incidió en la tozudez de sacar el balón jugado desde el portero con pésimo éxito. Y así fue desperdiciando fechas y puntos hasta que Emery entendió que su plan A no funcionaba y fue permeable a las peticiones mayoritarias del plan B, que dota al equipo de más equilibrio gracias a la ubicación de dos medios y a la liberación de Rakitic. Pero cuando parecía que el Sevilla iba a tomar la velocidad de crucero en su remontada liguera gracias a la compaginación de sus dos versiones, la primera de ellas vuelve a fallar y se reabre el debate sobre el equilibrio.
El Sevilla, tras su inexplicable tropiezo ante el Levante y el inapelable triunfo del Athletic en Pamplona, ve distanciado el cuarto puesto a 11 puntos, y aún debe jugar en San Mamés con la ventaja de que los de Ernesto Valverde sacaron un punto de su visita a Nervión. Precisamente en casa es donde el equipo de Emery continúa presentando muchas incógnitas, más allá de que el del Levante fuera un "partido raro", como lo calificó este domingo José Castro, "un accidente", como ha sido entendido más o menos de forma generalizada por aficionados y prensa. Pero la realidad es que el Sevilla sólo ha ganado 5 de los 10 partidos que ha jugado en el Sánchez-Pizjuán, incluso ha fallado en casa en su mejor fase de juego y confianza de todo el curso: ante el Athletic y ante el Levante. Los próximos rivales en Nervión, además, son el Barcelona y el Valencia... Será una doble prueba para un grupo que parece sentirse más cómodo a domicilio, gracias a la confianza que les da a los futbolistas la consagración del plan B.
Con esos dígitos caseros es imposible clasificarse para la Champions, y las dudas se acrecientan cuando se comprueba que el Sevilla sólo ha sido capaz de ganar en Nervión hasta ahora a equipos de la mitad baja de la tabla: Rayo, Almería, Osasuna, Betis y Getafe. Las tres derrotas llegaron ante Atlético, Celta y Levante, y los dos empates, ante Málaga y Athletic.
Pero ahí no quedan las dudas que ofrece el equipo de Emery jugando al calor de los suyos. La Copa del Rey la entregó en el Sánchez-Pizjuán después de ganar en Santander. Y en la fase de grupos de la Liga Europa, sólo fue capaz de ganar un partido, ante el Friburgo, mientras que Estoril y Slovan Liberec lograron aguar la fiesta local con sendos empates calcados.
Algo le falla el plan A de Emery, que sigue buscando la fórmula de un once fiable. Ante el Levante, sacó del equipo a Iborra, con cuyo concurso el Sevilla sólo ha perdido un partido en Liga, ante el Atlético. El valenciano parece ser el hombre que dota de más equilibrio a la medular, aumenta el poderío aéreo en ambas áreas y permite a Carriço conformar con Fazio la pareja de centrales más fiable. Decir que Iborra es casi tan imprescindible como Rakitic es hiperbólico, sobre todo analizando la derrota ante el Levante como un accidente. Pero Emery debe arreglar el plan A para que no se escapen más puntos de Nervión y, no ya la Champions, sino Europa no sea una quimera.
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