Un meteórico ascender

Alberto Moreno encarna la progresión desde la humildad y el sacrificio en los campos de la Ciudad Deportiva. De campeón de la Danone Cup alevín en 2004 a internacional absoluto.

Un meteórico ascender
Un meteórico ascender
Jesús Alba Sevilla

17 de octubre 2013 - 05:02

"Hace unos meses estabas con nosotros en un humilde vestuario de Segunda B. Esa humildad te ha hecho grande". Este mensaje, difundido en la noche del martes por las redes sociales acompañada de una foto en la que aparecen su autor, Israel Puerto, y el cordobés Joaquín, ambos jugadores del Sevilla Atlético, resume la vertiginosa velocidad de los acontecimientos que le han sucedido a Alberto Moreno.

La historia del flamante internacional sevillista, que se presentó a lo grande en la absoluta al ser titular en el equipo que Del Bosque escogió para sellar el billete a Brasil 2014, ha sido la de un luchador que con trabajo y dedicación logró un día cumplir su sueño. Nunca fue de los más destacados en el Sevilla. De hecho, jamás acudió a las selecciones en categorías inferiores, algo muy común en fútbol base a poco que destaque un jugador, pero, rodeado de otros que quizá brillaban más, fue llenando el granero de experiencias y haciéndose poco a poco más y más futbolista hasta la explosión final, realmente inesperada y rotunda en los últimos meses.

"Hace un año estaba en Segunda B y veía casi imposible llegar a la selección, pero la verdad es que con el trabajo, la constancia y el esfuerzo se llega a todos los sitios… He llegado ahí gracias al Sevilla, que me ha dado la oportunidad de dar el salto a la élite. Se lo debo todo al sevillismo y sobre todo a mi familia", decía exultante el jugador del Cerro del Águila recién llegado a Sevilla a primera hora de la tarde de ayer.

Alberto Moreno, como reflejaba Israel Puerto en su tuit, ha llegado a este hito gracias a su sencillez, claro, pero también a un puñado de virtudes futbolísticas que ha ido amasando desde que en 2004 se proclamó en París campeón de la Danone Cup Internacional en un equipo alevín en el que estaban Luis Alberto y Samu de los Reyes. Y a rebufo de ellos fue subiendo escalones sin destacar demasiado, pero con los ojos bien abiertos y los dientes apretados. "Sigo siendo el mismo niño de barrio, vengo de una familia trabajadora... Ahora que he llegado a lo más alto del fútbol no voy a cambiar, voy a seguir siendo el mismo, con mis amigos, yendo a los mismos sitios...", decía un jugador que cuando de verdad empezó a llamar la atención fue como juvenil de segundo año, en el equipo de Liga Nacional, en el que destapó su vena goleadora. Con talla de jugador recortadito, sorprendió a muchos que no daban un duro por él gracias a un poderoso tren inferior que lo hacía tremendamente potente en la carrera y en el salto y a un espectacular golpeo con la zurda que iba cultivando conforme crecía. Sufrió un parón al año siguiente, ya en División de Honor con Francisco López Alfaro como entrenador actuando en varias posiciones y luchando con una personalidad en pleno cambio, pero estalló en el Sevilla Atlético con Ramón Tejada, quien aún lo alternaba como lateral y como extremo. En esta segunda posición ofrecía llegada y mucho gol, desde atrás, mayor presencia en las subidas aprovechando la inercia de recorrer más metros.

La de la lateral izquierdo fue la posición en la que Marcelino García Toral lo hizo jugar su primer partido con el primer equipo en la pretemporada 11-12. Fue en Riazor ante el Deportivo el 14 de agosto, último amistoso del verano. Luego, ese mismo ejercicio tendría su debut oficial en San Mamés, ya con Míchel en el banquillo, y saliendo unos minutos ante el Athletic. Ya todo era cuestión de esperar.

Míchel no volvió a acordarse de él pese a que sus actuaciones en el filial (de extremo) eran cada vez más convincentes, y esto fue convirtiéndose en uno de los argumentos esgrimidos en contra de los métodos del madrileño, que empezaba a perder el control de la situación del primer equipo. Un derbi de filiales que acabó 4-0 y provocó la destitución del entonces técnico verdiblanco, Puma, fue uno de sus más firmes pilares para lo que vendría después. En diciembre renovaba su contrato hasta 2015 y daba vía libre a Unai Emery para que lo pusiera definitivamente en el escaparate y el vasco no lo dudó, sobre todo cuando la salida de Spahic en febrero recolocó a Fernando Navarro en el centro de la defensa y dejaba expedito el camino en la banda. Alberto se agarró al puesto y rápidamente se hizo un hueco en la selección sub 21, otro escaparate que fue determinante justo en la época en la que los equipos miran en el mercado. España ganó el Europeo y el sevillista fue elegido mejor lateral izquierdo del torneo. El Real Madrid ya estaba moviendo los hilos para que le hiciera sombra a Marcelo y la accesible cláusula de rescisión de 12 millones de euros era una espada de Damocles para Del Nido, quien, listo como el hambre, hizo coincidir su segunda renovación en menos de nueve meses con la noticia de ser reclamado por Del Bosque para la absoluta.

El debut en Albacete es otro paso, el primero de una carrera internacional que tiene en el horizonte nada menos que Brasil 2014. ¿Y por qué no? "La posibilidad de ir a la selección hace un año era un uno por ciento, y mira… Si sigo trabajando y rindiendo a este nivel, tengo posibilidades de ir al Mundial". Pues claro que sí.

stats