El más bético fue Marcelino

Betis - Villarreal · el otro partido

El asturiano sienta a su fichaje estrella, Giovani, y da carta de titular a un revulsivo como Jonathan Pereira. Dorado ayuda involuntariamente en el gol.

Marcelino, que acabaría expulsado, discute con Delgado Ferreiro en presencia de uno de sus ayudantes, con Mel ajeno a la escena.
Marcelino, que acabaría expulsado, discute con Delgado Ferreiro en presencia de uno de sus ayudantes, con Mel ajeno a la escena.
Javier Mérida / Sevilla

30 de septiembre 2013 - 05:02

Mel no es una persona de ésas que suelen dar ojana. Más bien lo pierde su sinceridad. Y en la previa del partido tildó a Marcelino de buen entrenador. El asturiano fue el tercero, tras Álvarez y Manzano, de la larga retahíla que el madrileño ha visto pasar por el banquillo de Nervión. Incluso tuvieron un desencuentro a raíz de una comida mal interpretada. Pelillos a la mar...

A Marcelino, empero, le vino grande el piropo. O quizá le pesó el escenario, ese pasado verdiblanco que pudo haber tenido de estrechar la mano del vilipendiado Lopera y del que sí se acordó en la persona de Jonathan Pereira para desnivelar la balanza en contra. Hay entrenadores a los que influye sobremanera la condición de ex de un futbolista. Sólo por ahí, pese al cansancio por jugar el jueves, se entiende la alineación del menudo atacante gallego en detrimento de Giovani.

"Sabemos que no nos sirve para Primera, pero necesitamos ascender", dijo off the record un consejero del Villarreal de Jonathan Pereira en su retorno el pasado invierno. Mel se acababa de quitar un peso de encima, un incordio, una mosca cojonera en el vestuario y un futbolista que nunca supo aceptar su rol de suplente. Aunque no es sino eso, un jugador capaz de cambiar la suerte de los partidos en los últimos minutos. En Segunda lo bordó e incluso fue titular muchos partidos. En Primera también lo ha sido, aunque no debiera. Y menos si Giovani se queda sentado en la grada.

El mexicano fue una aspiración de Mel en verano. Él y Pina, el otro pretendido, se quedaron a su lado. Podrían haberse pasado el partido hablando los tres. Fue muy malo, de comer pipas. Y los banquillos están tan cerca uno del otro...

También regresó Dorado. Un señor al que el Betis dejó ir en enero con cierta pena. Pero el cordobés se merecía el contrato que los verdiblancos, con cinco centrales, no le iban a ofrecer en junio. Y ascendió con el Villarreal, como lo hizo con el Betis cuando arribó del Huesca de la mano de uno de los buenos que echó Bosch, Jesús Paredes. Al mandamás le gusta gastarse los dineros en otros menesteres. Al primer equipo que le den. Y al césped, también. Hay que firmar ejecutivos que preguntan si no hay prórroga en todos los partidos. Así está este Betis.

Pero Dorado también le echó una mano al Betis, como Marcelino alineando a Jonathan, quien oyó pitidos ya en su primera carrera con Paulao. La perdió, claro. Aparenta ser rápido por pequeño, pero no lo es. El cordobés es lento, pero sabe jugar a esto. Aunque el disparo de Vadillo que dio origen al gol del Betis le rebotó en el tacón y fue a parar a Verdú. El resto lo hizo Asenjo con su mal despeje.

Jonathan Pereira ya no estaba sobre el césped. Salió en el minuto 56 por la banda que corre mejor que nadie José María Montiel, a quien no lo dejaba poner sus manos sobre él. Exigía un fisioterapeuta titulado, no un masajista profesional, uno de los mejores. En esa titulitisse parece a Bosch. De fútbol sabe algo más.

El partido lo cerró Marcelino. Lo expulsó el árbitro por exigir airadamente un penalti que no fue. Nacho sí le hizo a Aquino la falta que él solicitó de Amaya. Pero el malagueño la hizo fuera del área. A finales de mayo vendrá a Nervión. De momento, en el Villarreal no juega ningún ex sevillista.

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