Un nuevo acto de contrición

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El Sevilla, otra vez haciendo propósito de enmienda, se conjura para ganar por fin fuera de casa y poder seguir soñando con Europa Fazio, baja al no superar su lesión.

Emery instruye a Negredo y Rakitic en presencia de Manu del Moral.
Emery instruye a Negredo y Rakitic en presencia de Manu del Moral.
Jesús Alba

12 de mayo 2013 - 05:02

Ya no basta con arrepentirse de los pecados y prometer una enmienda. Al Sevilla ya no se le puede permitir una licencia más. Después de cada partido fuera de casa siempre quedaron las mismas palabras, encaminadas a la necesidad de un cambio, a que los profesionales están ya concienciados de los errores cometidos para no volverlos a repetir, a una conjura en pos de sacar adelante esta asignatura pendiente que está tirando por tierra una muy buena temporada si se contabilizan sólo los números sumados en el Ramón Sánchez-Pizjuán.

El Sevilla no gana un partido fuera de casa desde finales de septiembre, en Riazor, donde conquistó sus únicos tres puntos a domicilio de una tacada, un pobrísimo bagaje para un equipo que quiere ir a Europa. Las jornadas han ido pasando, la comodidad con que en Nervión saca adelante los partidos ha mantenido a flote la esperanza, pero ya no hay más recorrido. Llega el momento de dar el tirón definitivo de la cuerda y ponerse por una vez en todo el campeonato con la seguridad de poder depender de uno mismo y ser resolutivo en el final de la Liga. El equipo de profesionales que entrena Unai Emery podría en este sentido aprender de la enseñanza de los juveniles que ayer se proclamaban por segundo año consecutivos campeones de España. Los jóvenes nervionenses se llevaron casi toda la temporada segundos, muy cerca del Almería, para aprovechar un tropiezo fatal de sus rivales en las últimas jornadas para no vacilar e imponerse en la liga regular. Luego, demostraron llegar en mejor momento de forma que otros que se consideraban favoritos a la Copa de Campeones para alzarse, con decisión y autoconfianza, con el título.

El Sevilla de Emery debe hacer igual. La posición menos ventajosa que dibujó todo el año no debe minar la moral de sus protagonistas en la fase clave del campeonato. Es ahora cuando llega el momento de apretar de verdad y la mente debe estar limpia. Ya sí que es cierto que no hay tutía. Es seguir nadando o ahogarse casi antes de llegar a la orilla.

Y toca en Málaga. Si es verdad que este equipo será capaz de ganar un segundo encuentro fuera de casa será en el estadio de un rival que en los últimos años, particularmente en esta temporada que acaba, ha usurpado a la entidad de Nervión la gloria europea con que tanto se soñó desde que la paladeó de Eindhoven, hace ahora siete años.

Está el morbo de esa plaza adicional que los despachos de la UEFA pueden conceder si se confirma la sanción del TAS (Tribunal de Arbitraje Deportivo) que pesa sobre el conjunto de Pellegrini, pero Emery ya ha dejado claro que la intención del Sevilla es acabar el curso en la séptima plaza y, si puede ser, incluso en la sexta.

Todo eso se verá si es posible o no en este mes de mayo. De momento, de un plumazo será que no si los blancos no ganan hoy en La Rosaleda, donde hay marejadilla con los asuntos que suelen corromperlo todo en el fútbol, los dineros. La planificación de un nuevo proyecto más ajustado impediría mantener los sueldos de ciertos jugadores y también el de Pellegrini y estas cosas cuando el equipo está enfrascado en luchas deportivas no suelen traer nada bueno. Encima, hay bajas significativas en el equipo costasoleño. Willy Caballero, Sergio Sánchez, Toulalan y Demichelis no podrán estar ante los de Emery, pero sí gente que jugará con una carga emotiva especial. Empezando por Jesús Gámez, que no puso en muy buen lugar a los gestores del Sevilla cuando éstos decidieron echarse atrás después de cerrar un acuerdo para su fichaje, y el ex bético Joaquín y terminando por jugadores que vivieron gratos momentos en el Sevilla como Baptista, Saviola e incluso el portugués Duda.

En el Sevilla, como viene siendo habitual en esta última fase del campeonato, no hay partido en el que no haya un par de ausencias importantes y en esta ocasión técnicos, dirigentes y aficionados rezan para que no se noten las ausencias de Fazio y Reyes. Pero ya es el sino de este equipo, rezar y hacer un acto de contrición casi a diario. Olvidar lo pasado y hacer propósito de enmienda. ¿Será en ésta?

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