Entender a este Reyes; olvidar al otro
El utrerano no escapa a la exigencia de una afición que sigue esperando su desborde. El pase es ahora su virtud.
Se empeña la afición, el entorno, parte de la prensa y hasta algunos directivos en comparar este José Antonio Reyes con el que se fue al Arsenal. Han pasado once años y un futbolista no tiene nada que ver con el otro. Exagerando, digamos que es así, aunque es verdad que se trata de la misma persona. Futbolísticamente, algunas cosas son iguales, pero muchas han cambiado y eso no acaba de entenderlo el gran público. Por eso esperan que Reyes protagonice alguna de aquellas galopadas repletas de velocidad y decisión que lo convertían en inalcanzable para sus rivales en un equipo que, además -no lo olvidemos-, acababa de subir a Primera División y jugaba descaradamente a la contra.
Ahora, en 2013, hay partidos en los que Reyes ha hecho un grandísimo trabajo para el equipo y al día siguiente la afición le ha dado una vuelta de tuerca más al tópico de que el utrerano no pone compromiso en el equipo. Otra cosa es cómo se entrene (con una aparente desgana y con la broma siempre acompañándolo) o lo que cobre, pues su fichaje en el mercado invernal de la pasada temporada se hizo en época todavía de vacas gordas. Pero Reyes, sobre todo en los partidos de casa, cuando el equipo ha tenido más el balón en zona de ataque, ha hecho grandes partidos con la camiseta del Sevilla que no todos han valorado.
Pero es que Reyes hace ya otro tipo de fútbol, también necesario porque además sus características son únicas en la plantilla, que tiene que ver más con el último pase que con la velocidad y el desborde. Para la afición, que Reyes juegue bien es que se vaya por la banda en velocidad y desequilibre regateando al rival que le salga al paso. Y ese futbolista ya no es Reyes.
Como muchos jugadores que se acercan a su madurez, el utrerano tiende al centro y es desde ahí desde donde sabe leer mejor los partidos. En el Atlético también lo hacía en la banda derecha, pero ahí en la competencia con Jesús Navas sale perdiendo. Aun así, Emery los anima a intercambiarse posiciones y es precisamente fuera de la izquierda donde Reyes encuentra mejor perspectiva para su fenomenal pase interior. El ex atlético es uno de los pocos futbolistas en el Sevilla que se atreve con el pase vertical, al hueco, y ése es el Reyes que sus compañeros deben entender y también la afición.
"Hay partidos en los que estás mejor, otros peor... es cosa del fútbol. Si por mí fuera, siempre estaría al mismo nivel y sería el mejor Reyes. Espero que ese mejor Reyes llegue a final de temporada… Todos los partidos no son iguales, hay veces que en uno te sale todo y en otro nada, también depende del contrario, de si te salen las dos primeras cosas y coges confianza". Las palabras del futbolista ilustran también, de alguna manera, la personalidad de un profesional que comenzó muy joven -quizá demasiado- a competir al máximo nivel y que ha jugado en dos de los mejores clubes del mundo, como puedan ser el Arsenal y el Real Madrid, y en otros sólo un escalón por debajo, como el Benfica, Atlético o el propio Sevilla. Los futbolistas que juegan en la élite desde los 17 años desarrollan una personalidad distinta cuando, once o doce años después, siguen al máximo nivel.
Es verdad que no ha tenido en su regreso la regularidad que se esperaba de él y que no ha sido un jugador de echarse al equipo a las espaldas, sobre todo fuera, pero es que siempre fue más de subirse a trenes en marcha y aprovechar esa inercia para ayudar brillando.
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