Palop siempre vuelve

Sevilla - zaragoza · marcaje al hombre

El héroe de Glasgow y de Donetsk, de cuyo gol se acaban de cumplir 6 años, solventa con competitividad la baja de Beto Su final en el Sevilla se acerca.

Foto: A. Pizarro
Foto: A. Pizarro
Jesús Alba

18 de marzo 2013 - 05:02

Una de las cosas que nunca cambian en el Sevilla de estos tiempos es que Palop siempre vuelve. La figura del gran capitán, que acaricia ya su final en el club, quizá no irradia el aura de admiración que rodeaba a todo lo que hacía Kanoute, pero su responsabilidad en el gran Sevilla que se construyó en un momento puntual de su historia podría decirse que es pareja a la del gigante y recordado delantero franco-malí.

Palop volvió. No está acostumbrado a rendirse y lo saben muy bien los porteros que han pasado por este vestuario y que han tenido que competir con el valenciano. Notario, Cobeño, De Sanctis, Javi Varas, Diego López... Sólo Beto parece preparado para mantenerle el pulso, pero más que nada porque el contrato del capitán llega a su fin. Si no, habría que verlo... La gripe del portugués propició que el héroe de Donetsk, de Glasgow (de la que más orgulloso está él verdaderamente) y de tantas y tantas citas históricas volviera a jugar un partido ante su público, en el Ramón Sánchez-Pizjuán y recibiendo el habitual saludo de la grada de Gol Norte, con la que siempre tuvo una conexión especial.

Precisamente la semana recién acabada se han cumplido seis años de un gol que marcó la carrera de este futbolista que puede decirse que llegó al Sevilla gracias a Monchi, a Cañizares y también a Caparrós, quien, aunque le quedaban pocos días, aún era el entrenador del Sevilla cuando él y Luis Fabiano se comprometían con el club. Eso era fichar bien. Ese mismo verano se iba Baptista y llegaba Kanoute.

A Palop siempre le preguntan cómo lo hace para, con 39 años, mantenerse igual o mejor que cuando llegó a Nervión, una pregunta que sobra viéndolo entrenar. La competitividad con que trabaja en el día a día es uno de sus secretos. Sus compañeros pueden dar fe de ello. Gritos continuos, órdenes y ánimos desde atrás... ni un solo segundo de relajación. Eso le permite, por ejemplo, llevarse dos o tres meses sin competir y salir de repente un partido y salvar a su equipo en una o dos jugadas. Lo acabó sufriendo Diego López, que se fue de Sevilla por la puerta de atrás y ahora triunfa en el Real Madrid. Cosas del fútbol. Ayer metió las dos manos en un zapatazo con la zurda de Rochina que se convirtió en el paradón de la tarde. Antes, Palop desgranó su habitual nivel de atención, seguro en los blocajes y entonado con los pies. Un par de salidas en falso sí que despertaron algunas dudas en faltas diagonales en las que le hicieron algún bloqueo, pero la respuesta del de La Alcudia fue positiva incluso en esas jugadas.

En una tarde en la que pisaba Nervión una leyenda como el rumano Duckadam, el portero del Steaua de Bucarest que le birló en este escenario una Copa de E uropa al Barcelona desde el punto de penalti, Palop vivió un partido especial. ¿Que puede ser el último? Dejémoslo en uno de los últimos.

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