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El día D se aproxima y con él un cúmulo de sensaciones que convierten el encuentro entre Sevilla y Atlético en una cita extraordinaria, por muchos factores. Mientras que la afición sevillista calienta motores para intentar desde la grada llevar a su equipo a una nueva final de Copa, entre los profesionales también hay muchas sensaciones encontradas y bastante adrenalina que se va acumulando y que están deseando soltar. Por si le faltara algún ingrediente al encuentro, éste cuenta con un añadido especial, la encrucijada de sentimientos que tendrán varios de sus protagonistas. Los que más se identifican con esta circunstancia son Reyes y Simeone, evidentemente, pero no son los únicos casos. Juan Carlos Carcedo, ayudante de Unai Emery, fue jugador del Atlético; y Óscar Ortega, preparador físico del rival, también lo fue del Sevilla en la etapa de Marcos Alonso.
Reyes ya sabe lo que es sufrir la afición del Sevilla en contra. Disputó y perdió la final de la Copa del Rey que el equipo de Antonio Álvarez le ganó al Atlético de Quique Sánchez Flores en el Camp Nou, el 19 de mayo de 2010, un año y pico antes del desembarco de Diego Pablo Simeone en el banquillo atlético.
Son dos casos similares, aunque distintos. Simeone se convirtió en ídolo de la afición sevillista en apenas dos años, los que estuvo a las órdenes de Carlos Salvador Bilardo entre 1992 y 1994, año en que hizo las maletas camino del Vicente Calderón. En esas dos temporadas, el ex internacional argentino jugó 73 partidos como sevillista e hizo 16 goles. La garra del mediocampista bonaerense provocó una gran identificación con la hinchada blanquirroja. En el Atlético también sacó a relucir su carisma y se convirtió en ídolo en los tres años que estuvo, entre 1994 y 1997, actuando en 123 encuentros oficiales y anotando 28 goles. Participó en el doblete de Liga y Copa de 1996 antes de volver a Italia, de donde llegó al Sevilla desde el Pisa. Con la camiseta del Atlético, Simeone le pidió perdón al Sánchez-Pizjuán por un gol en un partido que acabó 2-2 y que evitó el descenso rojiblanco al mismo tiempo que llevó a la UEFA a los sevillistas.
Tras su salida de España comenzó a torcerse esa identificación con el sevillismo, dado que los medios capitalinos siempre le preguntaban por su pasado atlético, a lo que él respondía gustoso, claro. Sin embargo, incluso estando en el potente equipo milanés recordó su paso por el Sevilla, al que le deseó lo mejor y el ascenso estando el equipo en Segunda División.
El caso de Reyes es similar, pero con matices. El utrerano nunca llegó a identificarse plenamente con la hinchada atlética e incluso tuvo algún que otro desencuentro, como en un partido en el que se revolvió a la grada mientras calentaba. El talentoso mediapunta hizo más goles en su etapa sevillista que en la atlética. Con la zamarra blanca, entre 1999, cuando debutó de la mano de Marcos Alonso en Zaragoza, y 2004, cuando fue vendido al Arsenal, logró 25 goles. Curiosamente, su traspaso se produjo en medio de una eliminatoria entre Sevilla y Atlético, que el equipo de Caparrós ya había encarrilado en la ida con una goleada (4-0) antes de sucumbir en las primeras semifinales de la era Del Nido ante el Real Madrid.
En el Atlético, al que llegó procedente del Madrid en el verano de 2007, sólo hizo 13 goles en tres temporadas y media. Sólo en la etapa de Quique Sánchez Flores, quien lo tuvo como cedido en el Benfica en la campaña 08-09, encontró acomodo el canterano sevillista, que ganó la final de la Liga Europa en 2010 antes de perder la Copa ante el Sevilla.
Cruce de ayudantes
Unai Emery tiene como ayudante a Juan Carlos Carcedo. El ex futbolista riojano militó en el Atlético varias temporadas e incluso llegó a disputar un partido con el Atlético B en el Sánchez-Pizjuán. El Sevilla de Vicente Miera, en Segunda División, cayó derrotado ante el filial rojiblanco por 1-3, con tres goles de Paunovic y uno de Molnar. Fue el 27 de octubre de 1997 y Carcedo salió en la segunda parte por Tomic en aquel infausto día. El actual segundo de Emery coincidió en el Atlético B con ex sevillistas como Tevenet, Sequeiros y Loren.
El caso de Óscar Ortega, preparador físico de Simeone, también es curioso. Conoce a la perfección el estadio y los vestuarios sevillistas, ya que fue el físico de Marcos Alonso en las temporadas 98-99, la del ascenso, y 99-00, la del nuevo descenso a Segunda. El Profe Ortega, como era conocido el preparador uruguayo, compartió vivencias con varios miembros del actual Sevilla, desde Monchi, director deportivo, hasta Martagón, actual delegado del equipo. De hecho, estando él en el cuerpo técnico sevillista debutó en Primera División Reyes con apenas 16 años, en Zaragoza. Seguramente, igual que Simeone, sentirá algo distinto al regresar al Sánchez-Pizjuán en una noche tan especial.
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