La llave es el repliegue
En seis partidos con Emery, el Sevilla no ha encajado ningún gol de jugada, sólo de penalti y de falta directa El reajuste del sistema defensivo, la base de la mejoría con el guipuzcoano
En fútbol las cosas no suelen suceder por casualidad. El Sevilla era un equipo vulnerable atrás y no era algo nuevo. Desde la marcha de Manolo Jiménez empezó a descubrirse por la retaguardia. Lo hacía con Antonio Álvarez, con Manzano igual pero lo salvaban la inagotable pólvora del mejor trío de delanteros que coincidieron en Nervión, Kanoute, Luis Fabiano y Negredo. Terminaban los partidos con el jiennense con marcadores de infarto: 3-4, 3-2...
Llegó Marcelino tratando de tapar esta sangría y lo logró en una determinada secuencia de partidos, coincidiendo con sus primeros meses, pero le empezaron a pedir más alegría en su juego y acabó por descubrirse. Llegó Míchel con la bandera del fútbol brillante y el balón jugado desde atrás y el equipo volvió a perder dosis de fiabilidad, aunque la confianza por parte del consejo fue mucha.
Desde el primer día Emery tuvo claro que debía hacer varios reajustes en la disposición ocupacional del terreno de juego, reforzar al equipo por el centro, juntar las líneas y evitar los riesgos atrás. Potenciar el repliegue en las transiciones ataque-defensa, no perder la posición, más agresividad y apoyos en las marcas... un rosario de medidas todas ellas destinadas a convertir al Sevilla en un equipo más seguro. Y a fe que lo ha conseguido. No en vano, el Sevilla desde su llegada no ha recibido ningún gol de jugada. En seis partidos, tres de Copa del Rey y tres de Liga, Palop, Diego López, Julián y Beto, los cuatro porteros utilizados por el guipuzcoano sólo han recibido goles desde el punto de penalti (3) o de falta directa, el tanto de Colunga que sorprendió a Palop en Getafe.
Emery ya logró dejar la portería a cero en su presentación, con tiempo sólo para un entrenamiento, en el duelo de ida de los cuartos de final de Copa en La Romareda. Ante el Zaragoza cosechó un empate a cero, luego viajó en Liga a Getafe y sumó una nueva igualada, esta vez con goles de Reyes y el citado de Colunga de falta. Dos partidos consecutivos en casa sirvieron luego para meterse a la afición en el banquillo: un 4-0 al Zaragoza pare certificar el pase a semifinales y un 3-0 a un rival complicado como el Granada. Llegó el turno del partido en el Calderón, donde el Sevilla de Emery sufrió su primera derrota, pero con dos goles de penalti, obra ambos de Diego Costa, en el debut de Beto. Y, por último, el 2-1 ante el Rayo el pasado domingo, donde el tanto vallecano también llegó desde los once metros.
Pero lo que podría ser una mera estadística anecdótica cobra fuerza cuando se comprueba que el Sevilla concede menos ocasiones de gol al rival, incluso en inferioridad numérica, lo que demuestra que el sistema de posición y anclaje está trabajado. Ahora queda hacer lo posible por evitar ciertos faltas a veces infantiles dentro del área.
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