Los impuestos de la Copa
sevilla - levante · el otro partido
Míchel sólo realizó dos cambios de hombres de campo respecto al jueves ante un Levante que sí refrescó y pagó el bajón de Cicinho, Jesús Navas, Rakitic y Maduro.
En el fútbol moderno las desigualdades técnicas se suplen con disciplina y orden sobre la frescura física. El deporte rey se vuelve de esa forma aburrido, pero hay que respetar las armas de buenos entrenadores como Juan Ignacio Martínez, que le devolvió los elogios de la previa a Míchel con un planteamiento cerrado y acertado. La jornada de ayer fue sosa y fría en líneas generales y algo tendrá que ver que los equipos, muchos de ellos, llegaron al domingo cargados después de jugar el jueves la primera ronda de Copa entre equipos de Primera. Uno de éstos fue el Sevilla, Míchel sólo introdujo dos cambios en sus hombres de campo: Spahic por Botía y Maduro por Reyes. El Levante, en cambio, salió al Sánchez-Pizjuán con diez hombres distintos que en el Álvarez Claro. Sólo repitió Ballesteros respecto al equipo que cayó el jueves en Melilla, pero el veterano central no había jugado por sanción en Granada. Y el Sevilla se dejó las ideas y las fuerzas ante el Espanyol, que, curiosamente, ganó ayer gracias a que Pochettino sólo mantuvo en el equipo a dos jugadores, Raúl Baena y Colotto.
No debe tomarse a la ligera este factor, al que habría que unir otros como el frío ambiental de un estadio que presentó la peor entrada de la temporada. La desapacible noche de noviembre, tras dos días de aguacero, no invitaba precisamente a aguantar a la intemperie un partido de fútbol tras haber disfrutado de otro tres días antes.
Pero el ambiente no fue tan determinante como el bajón evidente de futbolistas que empezaron la temporada con brío para dar empuje a un equipo que ahora echa de menos, además de a Trochowski, la verticalidad de Cicinho, la omnipresencia de Rakitic, el criterio de Maduro o la energía de Jesús Navas. El palaciego, que siempre lo ha jugado todo en el Sevilla, no fue capaz de ganar su particular duelo a uno de los futbolistas más veteranos de la Liga, Juanfran. Y luego está el problema de la banda izquierda.
Juan Ignacio Martínez sí dosificó sus fuerzas en la Copa, llevado también por la obligación de jugar el jueves en Holanda, ya que el Levante ocupa ahora el sitio europeo que tuvo el Sevilla. Lo pagó con la derrota en Melilla, equipo que a su vez pagó el sobreesfuerzo copero cayendo ante el Sevilla Atlético, en el debut goleador de Bunjaku.
De este efecto dominó también salió perjudicado el Sevilla, con varios titulares evidenciando pesadez. El único titular al que dio descanso Míchel el jueves fue Maduro, quien, sin embargo, fue su primer cambio ayer. Rakitic, en cambio, jugó 174 minutos en cuatro días y mostró un importante bajón. Sin la perseverancia del croata, el Sevilla se perdió en un quiero y no puedo ante el espartano orden levantino, que requería vivacidad, rapidez de ideas y piernas, frescura en definitiva. Cicinho, que ya había dado señales de cansancio antes, jugó los 180 minutos. Campaña, que fue clave desde el banquillo ante el Espanyol, también pudo serlo ayer, pero salió tarde, muy tarde. También pudo cambiarlo Babá, que sí estaba fresco de piernas, quizá no de mente. Otra ocasión, otro yerro. Y eso también influye, claro que sí.
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