Alivio, alegría y ganas
Maduro se muestra radiante tras anunciarse que puede seguir jugando al fútbol sin riesgos aunque aboga por ir con calma. El holandés se deshace en elogios con el club, al que califica de "familia".
Fue la noticia más triste de la pretemporada y la más alegre que se produjo tras la disputa del Trofeo Antonio Puerta. Maduro puede volver a jugar al fútbol sin el menor riesgo para su salud y el holandés pasó ayer por la sala de prensa de la ciudad deportiva, junto al jefe de los servicios médicos del club, el doctor José Naranjo, para explicar cómo había vivido toda esta situación.
Fue el doctor José Naranjo el que tomó primero la palabra para explicar cómo se detectó la anomalía cardíaca y el procedimiento posterior por parte de la entidad: "Estuvimos en el centro cardiológico de Texas y allí se le hicieron las últimas pruebas para determinar si se podía seguir sin riesgo con la práctica deportiva. Se pudo comprobar que el tipo de malformación no entrañaba riesgo importante y tras diversas pruebas de esfuerzo se comprobó que sus arterias coronarias no sufrían riesgo alguno. Maduro tiene una malformación congénita y una persona puede tenerla toda su vida y no saberlo. En las pruebas rutinarias que hacemos todos los equipos no se ven estas cosas y en su caso fue un hallazgo casi casual. Le amplíamos las pruebas al ver que traía en su historial un electrocardiograma un poquito extraño y hallamos esta malformación cuando buscábamos otra cosa. Nos ha permitido estudiarlo en profundidad y al final ha quedado en nada".
Además, el jefe de los servicios médicos del club explicó los pasos que se van a seguir ahora: "La única limitación que tiene es que se le introdujo un cateter por una arteria de la pierna y eso requiere un periodo de prudencia que finaliza el próximo martes, día en el que se irá incorporando paulatinamente a los entrenamientos".
¿Y el jugador? Gracias y ganas fueron las dos palabras que más se repitieron en su discurso: "Estoy muy contento de estar aquí otra vez. Fue un gran shock cuando me dieron la noticia, pero al final todo ha salido muy bien. Siento que el Sevilla es una gran familia y quiero agradecer a todos los que me han apoyado estos días, presidente, director técnico, compañeros... Sólo quiero decir gracias a todos".
No escondió Maduro que sintió miedo y que la primera semana tras el diagnóstico fue dura, aunque el proceder del club le ayudó a superar ese bache: "Llevo once años jugando como profesional y fue una gran sorpresa. Fueron unos días muy duros porque piensas en muchas cosas. Un poquito de miedo sí sentí, pero estuve tranquilo porque estaba en manos de los mejores doctores del mundo".
La temporada levanta mañana su telón y Maduro ya siente el gusanillo de volver a sentirse futbolista. Sin embargo, el holandés sabe que tiene que ir con calma y muestra su absoluta confianza sobre sus compañeros: "Ahora me lo voy a tomar con calma. La semana que viene volveré con el grupo y ya comenzaré a pensar en jugar partidos, pero lo primero es tener mucha calma. Ahora pienso otra vez en el fútbol y en vivir, y ésas son cosas muy bonitas para mí. Al equipo lo veo muy bien físicamente y el grupo es muy fuerte, tenemos muchas ganas de llevarnos el primer partido, y más jugando en casa".
Para finalizar, Maduro mostró su convencimiento en que su problema será un ejemplo para la plantilla: "Cuando uno está bien físicamente y entrenando con el grupo es un paso adelante, también para mis compañeros, que cuando me vean se van a dar cuenta de que es una alegría poder estar en el campo y van a ver las cosas de otra forma".
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