La segunda línea machaca en Arcos
El 4-3-3 ofrece sus señas de identidad: mejora Babá, aparece Rakitic y confirma Rabello
El Sevilla subió otro escalón en su preparación con el triunfo sobre el Arcos en el segundo amistoso del verano, una prueba en la que el equipo de Míchel tardó en desmelenarse de cara al gol, pues cuatro de la media docena de tantos que celebró llegaron a partir del minuto 85, y en la que volvió a destacar Rabello. Pero el chileno, y ya lo ha avisado el técnico, no es lo único de este nuevo Sevilla. También apareció por primera Rakitic, al que se le vio con la chispa de haber competido hace poco tiempo, y una segunda línea que promete pólvora desde fuera del área.
La de Arcos, con un resultado final algo engañoso, fue una prueba en la que el entrenador ya repartió los minutos de manera diferente, dándole a un grupo una hora de juego aprovechando que hoy en San Fernando será el turno del resto. Y el primer once de Míchel notó enseguida que el rival no iba a consentir una noche de pasteleo. El Arcos, de Tercera División, se apretó los machos y le puso ritmo y cobre al partido, así que las cabalgadas de Reyes tenían castigo en sus tobillos, pues el utrerano rodaba por la hierba natural del escenario del choque. El Sevilla sigue ajustándose a ese 4-3-3 que quiere el técnico madrileño y en el que se puede ver que la incorporación de los hombres de segunda línea va a ser una de sus claves de identidad.
Reyes y Romaric, ambos con su verdad y su mentira, fueron los hombres que metieron ritmo a la primera hora de partido y el extremo apareció en los dos goles que firmó el grupo de inicio. Primero con un pase al hueco que resolvió bien un mejorado Babá con respecto al amistoso de Rota (luego mandaría un remate de vaselina al larguero tras precioso pase del marfileño) y, segundo, al lanzar el primer hachazo en el segundo tanto, obra de Trochowski, cuando el alemán recogió un rechace del portero a un disparo del utrerano.
Al primer Sevilla le tocó medirse a una versión del Arcos más rocosa e iluminada por la frescura del físico y por coincidir con el once de gala gaditano. Pero cuando el carrusel de cambios se hizo notar, que en el Sevilla no fue carrusel sino de golpe, los tiempos en los balones divididos ya habían cambiado. Entonces la segunda línea que formaban Rakitic, Javi Hervás, Manu del Moral o Rabello fue haciendo estragos en las filas locales.
Se unía, además, los interesantes centros que ponía Cala desde la derecha, donde el lebrijano parece querer decirle a Monchi y a Míchel que si Piris no quiso venir él se lo perdió y que si el club quiere gastarse el dinero en otra cosa, ahí está él.
Los cuatro tantos que redondearon la victoria y que reeditaban el marcador del estadio de la Roteña llegaban en los cinco últimos minutos. En cascada, centros largos, como el de Medel a Rakitic en el 0-3, tenían su premio; o la presión del propio suizo-croata y de Rabello en dos goles, el de Acosta y el del chileno, espectacular este tanto por su chispa como por su demoledora resolución. El de Manu del Moral, que cerraba el cuadro, tenía el sello del punta jiennense, ese ir buscando el ángulo hacia dentro como hacía Suker pero con la pierna contraria al croata, la derecha. Así, sólo Álex Rubio, aparte de los tocados, se quedaba sin jugar. Ahora, nada más que falta ver a Campaña.
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