Fiesta infantil en Madrid

El sevillismo arropa a un equipo que llega maltrecho pero acompañado de hijos, familiares y amigos Alegría desmedida en niños y mayores con el gozo de sentirse pentacampeones

Foto: A. Pizarro
Foto: A. Pizarro
Eduardo Florido

21 de mayo 2016 - 20:06

El AVE que trasladó al Sevilla a Madrid parecía una excursión infantil. El ambiente era distinto al de otras finales. La pausa que da el tren ayuda a esa distensión, que llega a exasperar a los profesionales: demasiados niños pidiendo autógrafos en el sagrado vagón del primer equipo. Los propios jugadores van acompañados de sus allegados. La mujer de Vitolo se atreve a llevar a sus dos hijas gemelas, con el trabajo que da una pareja. Krohn-Dehli, ausente en Basilea, también va con su mujer y su inquieto vástago. Banega, Reyes, Iborra, Pareja, Gameiro... Padres e hijos, como en una gran tribu nómada, viajan a Madrid con la ilusión del neófito. El tono lúdico y festivo se respalda en la proeza de Basilea. Es un ambiente especial. Los deberes están hechos. Sólo queda disfrutar... y buscar la gran hazaña, el reto quimérico.

Lidia Cárdenas Gil es redactora de SFC Periódico. Va a Madrid por trabajo... y por placer. "Yo soy una fiel de Nervión, tengo el tres mil y pico de número de socio". Se le insinúa si ella ha sido una de las que revendió su entrada para Basilea. "Sí, jajaja, ya tengo las vacaciones pagadas", dice siguiendo la broma. Ella viaja en el AVE del equipo. Su padre lo hace en autobús de madrugada. José Cárdenas organiza viajes por devoción. Su lugar de trabajo es un templo de sevillismo en el corazón de Triana, la Bodega Santa Ana, frente a la catedral del arrabal allende el río. "Ha montado muchos autobuses, hemos ido a muchos campos de Segunda División. Ahora se vive mejor, pero no crea que en los años de Segunda faltaba la animación".

Muy animada va la familia del ex presidente Rafael Carrión. Arancha Moncada es la mujer de Miguel Ángel Carrión y ejerce de portavoz. "Este viaje está muy bien, por las circunstancias en las que llega. Este partido es muy bueno para ir con los niños, no hay cole...". En Madrid desembarca un tren de pentacampeones. Junto al abuelo y patriarca de la familia viaja el consejero Rafael Carrión, que tomó el relevo de Adriana, ahora en Noruega y única del clan que no estará en el Vicente Calderón. "Nos falta Adri con sus cinco niños, es muy divertida y nos da mucha vida". Animación no falta. Los vástagos Rafael y Miguel Ángel viajan con sus respectivas esposas, Celia y Arancha, y con un ruidoso grupo de pequeños sevillistas. Rafa, Carlitos, Fernando, Alejandra, Miguel y Luisito, hijo del que fuera consejero Luis Carrión, que comparte vagón y griterío. "Estamos muy ilusionados, los pequeños lo viven mucho. Los Carriones son sevillistas, sevillistas, sevillistas", recalca Arancha, nuera y portavoz del grupo. En Madrid los esperan Jesús y Mercedes con otros cuatro primos, Mercedes, Macarena, Lucía y Lola. Desde Alicante se unirá el benjamín del ex presidente. "El que jugaba al fútbol, qué bueno era".

Convoy arriba y abajo va Banega con su pequeña de la mano. Atraviesa por el vagón de la familia de Reyes. Paco Reyes relata la aventura familiar. "Vamos 15 por lo menos", dice. "Somos 16, sin contar a José", le corrige la madre del capitán del Sevilla, el hombre que, según dijo, ya se puede retirar tranquilo tras levantar en Basilea el quinto paragüero... "Llevamos una guardería, la niña de José hace por cuatro o cinco, qué traviesa es", dice el abuelo, mientras ofrece marisco. Las cigalas de tronco son de categoría suprema. Casi abarcan de arriba abajo su corpulento tórax. Al fondo de la nevera, también hay gambas y langostinos. Huelva, Sanlúcar y Chipiona.

"Han traído las gambas, pero falta el canasto con los pollos", dice José Bernet Blanco, sevillista de rancio abolengo. Es el responsable de movilizar a toda la familia sevillista, el que organiza los viajes del club. En el viaje a Manchester para jugar con el City recibió un cálido homenaje... Cumplía 65 años en la víspera de aquel partido de Champions. "Aquel día, Kanoute tuvo la gran satisfacción de sentarse junto a mi lado en el palco", dice con sorna sevillanísima, de San Julián. "Yo no me jubilo. Entré en el club con 24 años, el 11 de enero de 1975. El Sevilla estaba en Segunda División... Llegué yo y subió", dice con la guasa reposada del que se ve liberado del trabajo bien hecho. En cuatro días, dos desplazamientos masivos a Basilea y Madrid. "Se logra con paciencia y con muchas horas de trabajo". Y con la experiencia de un equipo que ha ganado nueve títulos en diez años y que va a jugar la friolera de 16 finales, con las de hoy y las de Supercopa en agosto, en esta década prodigiosa. 16...

Beto pasea distendidamente entre los vagones de aficionados. Su situación especial, tras despedirse del Sánchez-Pizjuán entre lágrimas, no le impide sentirse uno más de la familia. La distensión es general. "Voy con mi pareja, María, que es sevillana. Vamos con alegría y con ilusión. Es un viaje para poder ir en familia, que son los que te apoyan en los malos momentos y ahora en los buenos también nos toca compartirlo con ellos. El partido es un reto para nosotros... pero también va a ser un reto para el Barcelona", dice en cierto tono desafiante. El tono alegre no riñe con el entusiasmo ganador. Es el gran secreto de este Sevilla familiar y pentacampeón.

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