Nazarenas en todas las cofradías
Un decreto de Asenjo impone la igualdad plena en las tres únicas cofradías que aún vetaban a la mujer.
Veinticinco años ha tardado la igualdad en llegar a todas las cofradías de Sevilla. El proceso iniciado, de manera oficial, en el año 1986, en los Javieres; y continuado en 1997 con las Normas Diocesanas, y en 2001 con el exhorto pastoral del cardenal Amigo; se completará cuando la próxima Semana Santa las hermanas realicen la estación de penitencia en las hermandades de la Quinta Angustia, el Silencio y el Santo Entierro. Para que esto sea posible, el arzobispo Asenjo ha tenido que emitir un decreto en el que determina la "plena igualdad" entre hombre y mujeres.
El documento del Arzobispado acoge y da respuesta a las peticiones realizadas por varias hermanas de estas cofradías que, ante la imposibilidad de poder sacar su papeleta de sitio, pidieron amparo al prelado: "Como pastor de la Iglesia de Sevilla, no puedo ignorar sino acoger, con solicitud e interés, la petición de cuantas hermanas, ante las dificultades encontradas en el seno de sus hermandades, expresan su vivo deseo de participar, en igualdad de condiciones con sus hermanos, de tan piadoso instrumento de santificación".
El documento hace mención a las Normas Diocesanas de 1997, que ya reconocían a las hermanas la igualdad de los derechos de voz y voto con los varones, y a la exhortación del cardenal Amigo a la que se fueron acogiendo de manera paulatina todas las hermandades. Mediante la ley particular ahora promulgada se determina la "plena igualdad de derechos entre los miembros de las hermandades y cofradías de la Archidiócesis, sin que sea posible discriminación alguna en razón de sexo, incluida la participación en la estación de penitencia como acto de culto externo". El decreto, que entrará en vigor el próximo 2 de marzo tras publicarse en el Boletín Oficial de la Archidiócesis de Sevilla, también deroga las disposiciones de igual o inferior rango normativo, incluyendo las reglas de las hermandades y cofradías, que contradigan esta norma.
Con el decreto, Asenjo zanja una polémica que se había enquistado en las hermandades de la Quinta Angustia, el Silencio y el Santo Entierro, aplicando una solución salomónica que es la que le habían planteado las tres corporaciones durante un encuentro mantenido a finales de diciembre de 2010 en el Arzobispado. El único que se mostró dispuesto a plantear la cuestión a su cabildo general fue Alberto Ybarra, del Silencio, aunque advirtió que no sería posible antes del año 2012.
Durante todos estos años han sido varias las hermanas que se han dirigido a Palacio ante la negativa de sus hermandades a la hora de expedirles la papeleta de sitio. La más batalladora ha sido Ana María Ruiz Copete, una hermana del Silencio que ha presentado dos recursos al Arzobispado para poder vestir la túnica de ruán en la Madrugada y que ha acudido varios años a pedir la papeleta de sitio en la hermandad, la primera de ellas en el año 2001, tras el exhorto promulgado por el cardenal Amigo Vallejo. La respuesta siempre fue negativa.
Asenjo va a posibilitar que por primera vez puedan compartir experiencia y procesión todos los miembros de una misma familia, como los García Ridao, del Silencio. La madre y la hija se encontrarán en el atrio de San Antonio Abad con el padre y el hermano, acostumbrados a vivir la experiencia del fervorín.
También en las filas de la archicofradía de la Madrugada se integrarán hermanas, que, año tras año, ayudan a vestir a sus mayores para que cumplan con el rito de cada año. Son mujeres con muchos años de antigüedad en la nómina, como Aurora Fernández, Marisa Llorente o Pilar Martínez González, quienes por fin van a ver cumplido su sueño.
En la Quinta Angustia, Pilar Candau, nieta de Santiago Medina Rojas, antiguo hermano mayor, podrá salir junto a su prima y otras amigas el próximo Jueves Santo, acabando de esta manera con la tradición familiar por la que sólo salían los varones de nazarenos.
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