Una marca para reconocer el tomate palaciego

La Asociación de Productores del Tomate de Los Palacios y Villafranca, integrada por el Ayuntamiento y cooperativas locales, ha obtenido de la Oficina Española de Patentes y Marcas la consideración de marca colectiva.

Una marca para reconocer el tomate palaciego
Una marca para reconocer el tomate palaciego
Diego M. Díaz Salado / Sevilla

22 de junio 2012 - 01:00

Los primeros exploradores castellanos que colonizaron América ya se percataron de las excelencias del fruto de una planta a la que los indígenas llamaban xitomatl. De aspecto coloreado, sabor agrio o dulce según variedad y múltiples aplicaciones, el tomate llegó a Europa de manos de estos conquistadores. Un producto de ultramar que pronto caló en el viejo continente, quizás introducido por el universal puerto de Sevilla o quizás a través de desembarcos en la costa Gallega.

De cualquier forma, la provincia de Sevilla ha sido desde los orígenes hispanos de esta fruta, que no verdura, un lugar imprescindible. Monasterios sevillanos ya recibieron algunas de las primeras semillas y plantones que sus frailes propagaron por el resto de la península. Y es en un municipio sevillano donde hoy día se cultivan tomates de fama nacional, Los Palacios. La cercanía de su núcleo urbano con el Guadalquivir y el posicionamiento estratégico de la villa respecto a itinerarios terrestres entre Sevilla y los puertos gaditanos, forjó en el campo palaciego un criadero de tomate pionero en España. El escaso riego que se precisaba para su cultivo lo hizo muy popular y accesible al más humilde hortelano. Ya a mediados del pasado milenio, allá por el siglo XVI, fue considerado como la manzana dorada, mención que refuerza la hipótesis de que en aquellas variedades aún predominara la tonalidad amarillenta.

Bien entrado el siglo XVIII, Los Palacios y Villafranca ya gozaba de un considerable éxito en la producción agrícola, siendo muy valorados los frutos del labriego marismeño. Lo meridional de su territorio, la cercanía a las aguas béticas, el sustrato y el predominio de un microclima que mantiene con regularidad buenas temperaturas, precipitaciones y hudificación, son algunos de los motivos que explican las positivas condiciones productivas, amén del buen y saber hacer de generaciones de campesinos, jornaleros y agricultores.

Viendo el arraigo que las tomateras tomaron a las tierras palaciegas, el buen sabor vino de la mano. En la pasada centuria se expandió por todo el territorio nacional la fama del tomate local, por su gusto, calibre y aprovechamientos. Esta circunstancias tuvieron, por lógica, más aspectos positivos que negativos, si bien, estos últimos también hicieron acto de presencia. Tras un meticuloso estudio del mercado, en la provincias y en las costas de Cádiz y Málaga, se pudo comprobar recientemente que los fruteros utilizan, sin ningún tipo de rubor, nomenclaturas de tomate de Los Palacios, para poder vender en mejores condiciones sus productos. Esto no hizo sino reforzar la idea de adoptar medidas de refuerzo y valor al verdadero producto de la tierra palaciega. Así, a iniciativa del consistorio nació una asociación sin ánimo de lucro ideada para tramitar una marca de garantía colectiva que certificara al verdadero fruto del campo de Los Palacios. Eta asociación de productores de tomate estuvo compuesta por miembros orgánicos del Ayuntamiento y representantes de las grandes cooperativas agrícolas locales: Las Nieves, Parque Norte, Frupal y San Isidro-Maribáñez. Esta asociación acaba de conseguir que el tomate de los Palacios sea marca nacional colectiva, un importante paso para lograr la Indicación Geográfica Protegida del producto, actualmente en fase de tramitación ante el Gobierno español y la Unión Europea y que significará un nivel superior de protección.

"Es fundamental para permitir un futuro del cultivo. La diferencia organoléptica del tomate producido en la zona, por las condiciones climatológicas, edáficas y de manejo hacen un tomate diferente, si le unimos la tradición podemos conseguir una clara diferenciación en el sector y esto permitirá sin ninguna duda una mayor rentabilidad para el agricultor y por tanto un futuro", explica minuciosamente Juan José Picossi, representante de la cooperativa San Isidro - Maribáñez y secretario de la Asociación de Productores del Tomate de Los Palacios, además de funcionario del Consistorio palaciego, en el que ha trabajado con los trámites necesarios para conseguir esta marca colectiva.

Las restantes cooperativas manifiestas igualmente su satisfacción por los logros hasta ahora conseguidos, así se expresa José Manuel Gómez, representante de Parque Norte: "la asociación es el hilo conductor perfecto para que el tomate de Los Palacios se le pueda dar el sitio que se merece y la forma de conseguirlo es a través de la catalogación como marca colectiva, porque creemos que tendrá el beneficio de la unión y potenciación de la producción y comercialización del tomate". Para Antonio Escalera, presidente de la Cooperativa Nuestra Señora de las Nieves es "una forma de proteger nuestro producto y a productores de toda la vida, para que nadie use nuestro nombre sin que su producto sea de Los Palacios". Para Alonso Navarro, representante de Frupal. "la asociación de productores es esencial. El sector necesita la figura de un ente que centralice criterios. Para ello es muy importante que en poco tiempo la asociación se consolide como una asociación fuerte, objetiva y con autoridad".

Estas cooperativas son unos de los apartados de mayor importancia en esta carrera por difundir la calidad tomatera. No en vano agrupan casi al 80% de los agricultores de la localidad. Un sector económico, la agricultura, de gran trascendencia en la localidad, que se verá reforzado y con grandes posibilidades de desarrollo a partir de esta mención obtenida.

La labor de la marca colectiva se verá en la próxima campaña agrícola, cuando se empezarán a realizar los controles por parte de técnicos agrícolas desde la plantación del cultivo pasando por la recolección y la comercialización. Se hace fundamental la trazabilidad del producto, los cuadernos de campo del cultivo, donde constarán las labores y los tratamientos fitosanitarios, y los correspondientes análisis a tierra, agua y plantas, para garantizar que el producto sea de garantía en sabor y tratamiento. Una noticia de gran valor para la agricultura palaciega, esa que desde hace décadas surte de delicioso sabor a nuestros platos con tomate, ingrediente fundamental de la rica y exitosa dieta mediterránea.

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