Josefina, por fin
Ha estado en las quinielas desde 1992 Es una mujer con preparación, experiencia y una gran capacidad demostrada
Si en vez de haber nacido en Sevilla o Huelva, los hermanos Cruz Villalón fuesen de San Diego o Sacramento, serían una leyenda californiana. Pero como son de aquí, donde tenemos cierto desdén por el talento, no llaman la atención. Sin embargo, han dado mucho juego. Por poner sólo algunos ejemplos, Pedro fue presidente del Tribunal Constitucional. Antonio es Premio nacional de Arquitectura. Jesús es un catedrático de Derecho del Trabajo que convenció a Zapatero de rebajar aspectos muy controvertidos de la reforma laboral antes de que la pasara por el Consejo de Ministros en junio. Fernando es director del Hospital de Bormujos, en Sevilla. Están también Esperanza, Alfonso y Josefina. Sus padres, Alfonso Cruz Auñón y Esperanza Villalón eran oriundos de Morón. La profesión de notario de su padre, y sus destinos en Salamanca, Melilla, Pilas, Huelva y Sevilla, hicieron que sus dos primeros hijos nacieran en Sevilla, los tres siguientes en Huelva (empezando por Josefina) y los dos últimos en Sevilla.
La nueva consejera de Obras Públicas y Vivienda es una catedrática de Geografía Humana de 60 años, que hasta ayer parecía demasiado preparada para ser consejera. Desde que en 1992 participó en la redacción de las Estrategias para el desarrollo socioeconómico del entorno de Doñana, en una comisión internacional de expertos entre los que estaba Manuel Castells, sonó para todos los siguientes gobiernos, a partir de 1994. Tanto sonaba, que cuando en el 95 Francisco Vallejo pensó ofrecerle una dirección general en Obras Públicas, para evitar hacer el ridículo primero le preguntó a Chaves si le había ofrecido a Cruz una consejería y ésta la había rechazado. Su presencia en las quinielas no era gratuita, porque la candidata tenía preparación, experiencia y una gran capacidad demostrada. Griñán, por fin, cumple con la lógica en esta minicrisis provocada por la marcha de Rosa Aguilar a Madrid. Le ofreció el cargo en una llamada telefónica el martes por la tarde y la interesada le pidió un tiempo para pensárselo, que no fue mucho.
Josefina Cruz ha sido cocinera antes que priora. Y ofició en la misma Consejería que ahora va a dirigir; fue directora general y después secretaria general de Ordenación del Territorio y Urbanismo, entre 1995 y 2004, con los consejeros Francisco Vallejo y Concha Gutiérrez. A continuación estuvo en el Ministerio de Fomento de 2004 a 2009, primero como directora general de Planificación y Coordinación, y más tarde secretaria general y secretaria de Estado de Infraestructuras, con la ministra Magdalena Álvarez. Se la considera la autora de la Ley del Suelo de Andalucía de 2002 y del Plan nacional de Infraestructuras 2005-2020.
Pero mucho antes de su dedicación institucional, la nueva consejera dedicó 22 años a la docencia universitaria, dirigió o participó en proyectos de investigación sobre el mundo rural y el trabajo de la mujer, en Europa, España y Andalucía. Su tesis doctoral fue sobre la estructura de la propiedad de la tierra en Carmona entre el siglo XVIII y mitad del XX. Y cómo pasa del Arzobispado de Sevilla y la Casa de Alba a manos de la burguesía. Después se ocupó de la política agraria y finalmente de la ordenación del territorio, aunque en su currículo científico hay un amplio catálogo de estudios: sobre infraestructuras públicas y desarrollo, planificación integral del litoral, desarrollo urbano, medio ambiente, planes estratégicos o movimientos migratorios. También estuvo en el equipo redactor de Andalucía: innovación tecnológica y desarrollo económico, dirigido por Castells y Peter Hall.
Josefina Cruz sentó la bases de una política urbanística rigurosa en Andalucía, que fue desarrollada durante el mandato de la consejera Concha Gutiérrez. Su determinación fue capital para parar el PGOU de Marbella aprobado ilegalmente en agosto de 1998 por el Ayuntamiento presidido por Jesús Gil. En aquella época, era partidaria de demoler las construcciones ilegales. Tras la primera denegación, en el 98, Gil no conseguía que Chaves ni Vallejo le recibieran, y Cruz le dio audiencia. Entró en su despacho, acompañado de Juan Antonio Roca, y fiel a su estilo personal trató de amedrentarla:
-"¡Va usted a tirar algo en Marbella!"
-"Todo lo que digan los jueces", fue la respuesta.
En fechas recientes la Fiscalía la ha reclamado como testigo de cargo en juicios por delito urbanístico en Marbella. Sería exagerado pensar que Josefina Cruz ya estaba hecha a ese mundo; pero antes de encontrarse con la banda gilista, ya era seguidora de autores de novela policiaca como la americana Sara Paretsky, la noruega Karin Fossum o el inglés Peter James. En música tiene gustos más suaves, Leonard Cohen es su debilidad.
Está casada con el catedrático de Derecho Constitucional Javier Pérez Royo. Tienen una hija y un hijo. Para veranear, prefiere el frío: en el sur de Argentina, Canadá, Islandia o Noruega. En música clásica es muy clásica; Malher, Mozart, Schubert, Brahms. Y en ópera su autor favorito es Verdi, como Griñán, el presidente que cuando nadie lo esperaba hizo buena la eterna quiniela, que hace a los Cruz Villalón más leyenda todavía.
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