Bailando con leones
Valderas superstar. El coordinador regional de IU luce su retórica social por encima de un presidente Griñán aseado y un líder popular algo menos convincente
NERVIOS. Y truenos: Día negro para la democracia. Medidas infames. El recorte social más duro de la democracia. El ajuste más grave desde 1956. Estas fueron algunas de las lindezas que Diego Valderas se gastó con Griñán. Bofetadas a Zapatero en la cara del presidente andaluz. La sesión quincenal de control al Gobierno en el Parlamento regional se presentaba ayer inquietante, después del zapaterazo del día anterior en el Congreso de los diputados. IU y PP quisieron echar a Griñán a los leones. Y lo consiguieron. Los primeros en hacer aparición fueron los leones del Congreso. Los leones en cuestión son una fundición de cañones capturados en la batalla de Wad Ras, en Marruecos, en 1860. De bronce y todo, se pasearon a sus anchas en medio una pelea dialéctica del presidente con los jefes de los partidos regionales, que bien podría haberse producido en Madrid, porque versó todo el rato sobre política nacional.
En la novela de Graham Greene El americano impasible uno de los personajes dice en un momento determinado que quien hace todo lo posible para que funcione una estructura insostenible, lo que está haciendo es perpetuar esa estructura caduca. En un día de emociones fuertes, Diego Valderas, el jefe de los seis diputados de IU-CA, podría haberle hecho esta cita literaria a su antagonista. Habría resumido muy bien el cúmulo de reproches que le dedicó a Griñán en sus intervenciones. Y habría cumplido de camino con el título de otra obra de Greene, El tercer hombre, que podría haber encabezado este relato. Valderas, que es un subalterno habitual en estos enfrentamientos, tuvo ayer su día estelar. El miércoles para él fue un día negro para el pueblo, para la democracia, para las cuentas públicas, para la Junta y los ayuntamientos.
El tercer hombre del Parlamento andaluz recalcó que vienen tiempos difíciles para los más débiles y no hay ningún gobierno lo bastante honesto para defenderlos. Las medidas anunciadas por Zapatero tendrán para Valderas efectos infames para los trabajadores, los pensionistas, para el empleo y la recuperación económica. Zapatero y usted han hincado la rodilla y han abandonado a quienes les llevaron al Gobierno, añadió lapidario el jefe de IU. En su opinión, antes de llevar a cabo las medidas anunciadas, tendrían que haberle metido la mano en el bolsillo al señor Botín y a los banqueros que han ganado el año pasado 19.000 millones de euros, eliminar los 6.000 millones que se le dan a la Iglesia católica, reducir la dotación para la Casa Real , reponer el impuesto sobre patrimonio, que supondría 2.200 millones, luchar contra el fraude fiscal y la economía sumergida, retirarse de la guerra de Afganistán, cancelar los servicios públicos concertados con empresas privadas, acabar con las subvenciones a los latifundios. Y, ya que estaba en racha, Valderas añadió que Zapatero y Griñán llevan mintiendo desde 2007 sobre sus intenciones.
Y allí estaba, como si fuese Kevin Costner con los lobos, bailando con leones, el presidente Griñán. No sólo con los dos del Congreso, sino con los cuatro de Trafalgar Square, que dicen que están fundidos con cañones franceses. La aparición de los leones ingleses es debida a la respuesta tan cortés y mesurada que Griñán le gasta a su posible socio de gobierno en 2012. Es como si estuviésemos oyendo a Cameron hace dos años hablando de Clegg, intuyendo que quizá necesitaría sus votos para gobernar un par de años después.
Total, que Griñán contestó a Valderas que es tan desmesurado en sus juicios que termina por no ofender. Perfecto. Como perfecto estuvo en la defensa de las medidas anunciadas por Zapatero. Un plan de ajuste que conoce muy bien, porque el presidente del Gobierno le ha explicado no sólo lo que ya sabemos los demás, sino también las medidas suplementarias que todavía no se han adoptado: por ejemplo, un impuesto sobre las grandes fortunas, que sería un eco del bolsillo del señor Botín de Valderas.
Eso sí, Griñán dijo que el plan de ajuste de Zapatero es responsable, razonable e imprescindible. Más tarde, después de que Arenas planteara un recorte en los sueldos de los diputados y altos cargos del 15%, le recordó al jefe popular que eso ya lo había planteado en el Congreso el Grupo Socialista. Por cierto, que Griñán dijo que Arenas ganaba más que él. El jefe popular le preguntó si conocía su declaración de la renta. El presidente le contestó que era por el sueldo de senador. Arenas quiso hacer una gracia y se ofreció a subirle el sueldo. Griñán le dijo que no, que era al revés, que era Arenas el que se lo debería bajar. Y Arenas, fuera de juego, zanjó que se dejara de teatro y que le propondría a los senadores socialistas que se bajaran el sueldo para ganar menos que Griñán.
Quizá por su trato reciente con el presidente del Gobierno, Griñán soltó una soflama optimista impropia de él: sostuvo que hemos salido de la recesión. Todo por un pírrico 0,1% de crecimiento en el último trimestre. Un dato doblemente insuficiente, por ser sólo un 0,1 positivo, que es casi un estancamiento, porque hacen falta tres trimestres consecutivos de crecimiento para dar por bueno que hemos salido de la recesión. En todo caso, esbozó criterios para reducir el déficit: recorte del gasto farmacéutico, reprogramación de la inversión pública, pero sin tocar el gasto social.
Arenas vino ayer al Parlamento con un discurso corto y quedó superado por la magnificencia opositora de Valderas. Empezó llamando a Griñán don José Antonio, para dejar en evidencia su interés porque le llamen Pepe, lo acusó de mentiroso, pero el jefe de IU lo había hecho con más énfasis. Dijo que la fiesta se había terminado, copió trozos enteros del argumentario de Rajoy en el Congreso sobre la defensa de los damnificados por las medidas de ajuste. Y cuantificó en dos millones el número de afectados en Andalucía.
Los seis leones, los dos de Madrid y los cuatro de Londres, no se aburrieron en absoluto.
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