“Puse en marcha todas las grandes obras que necesita Andalucía”

Magdalena Álvarez

La ex ministra de Fomento se muestra “muy satisfecha” con su gestión, aunque piensa que fue víctima de una campaña de desgaste que no logró contrarrestar.

José Joaquín León

05 de julio 2009 - 11:27

MAGDALENA Álvarez no defrauda en las distancias cortas ni en las demás. Nos recibe en la sede regional del PSOE de Andalucía y posa para las fotos en el patio, mientras pasan por allí conocidos dirigentes y alcaldes de su partido. Después, en la entrevista, la ex ministra no disimula que está muy satisfecha de su gestión en Fomento, a pesar de todos los pesares.

–¿Por qué la relevó Zapatero como ministra?

–El presidente sabrá los motivos, pero he sido la ministra que ha durado más tiempo en ese Ministerio, que es complejo, muy técnico. Me considero satisfecha de haber estado cinco años en Fomento, donde la media de los ministros suele ser de un año y medio.

–Pero, ¿esperaba esa decisión? La habían ratificado en el cargo apenas un año antes.

–Confiaba en que alguna vez se produjera esa decisión… Bueno, en realidad yo no me hubiera ido, precisamente por todos los ataques crueles e injustos que he sufrido. Pero la verdad es que también ha sido un descanso.

–Dice que está satisfecha de su gestión como ministra...

–Muy satisfecha.

–¿Por qué?

–En el Ministerio me propuse la transformación y modernización de las infraestructuras y el transporte, unir las comunidades autónomas y hacer país. Es un camino que ya no se parará. Creo que los resultados son impresionantes.

–Pero todos sus proyectos no se han terminado.

–Por cuestión de tiempo, pero están ahí. Incluso en estos dos meses, después de salir del Ministerio, se ha puesto en marcha una terminal excepcional en El Prat, que se dejó acabada, y la estación de Sol en Madrid. Ha sido una transformación del país, que no la he hecho yo, sino todo un equipo increíble de profesionales.

–¿Qué obra destacaría de sus cinco años en Fomento?

–Son muchas cosas. Lo más llamativo sería la llegada del AVE a Toledo, a Valladolid, a Segovia, a Tarragona, a Barcelona, a Málaga… En Andalucía también hemos acortado distancias en los tiempos desde Granada y Cádiz, las conexiones para Jaén y Almería, Huelva…

–¿En Andalucía lo mejor han sido las obras ferroviarias?

–Se ha hecho mucho en Andalucía, aunque algo muy importante está todavía pendiente de verse, que es la conexión de la nueva autovía a Madrid que se está construyendo por Despeñaperros. Y también se verá otra gran obra: la A 92 ferroviaria, una espina dorsal que une Huelva con Almería , y con las conexiones a Cádiz, Málaga y Antequera, y Jaén.

–Por lo que dice, el tren ha sido su especialidad preferida.

–No fue la única. También fue importante la renovación de Salvamento Marítimo con una inversión de 1.000 millones. Y los aeropuertos, por ejemplo los canarios, y la renovación de los de Madrid y Barcelona, que transforman el sistema aeroportuario español.

–Pero cometió errores. ¿En qué se equivocó?

–La equivocación más importante ha sido la comunicación. No hemos sabido trasladar a los ciudadanos que disfrutaran y vieran el empeño de transformar nuestro país. Las infraestructuras sí tienen ideología. Y los socialistas hemos intervenido en el transporte como una oportunidad de cohesión territorial y social.

–En Cataluña parece que no pensaban igual. ¿Los socialistas catalanes pidieron su cabeza?

–No tengo ni idea. Eso lo sabrán ellos, por supuesto no ha sido una preocupación mía.

–¿Tan mal estaban las infraestructuras catalanas?

–No estaban tan mal. Pero vuelvo a lo de antes, nos perjudicó la estrategia de comunicación que se hizo. Lo que estaba mal se arregló, pero el transporte es dinámico, siempre hay margen para percances. Y se mezclaron otras cosas, como la huelga de El Prat, que no era una huelga, sino una toma de las pistas por unos trabajadores. Eso fue un problema de orden público, no de transporte.

–También le tocaron accidentes de todo tipo. Y la nevada… ¿Fue mala suerte?

–No hubo mala suerte. Eso le pasa a cualquier ministro responsable del transporte. El actual, José Blanco, ha tenido ya varios accidentes. Pero yo estuve cinco años y es normal que los hubiera.

–¿Se considera víctima de una campaña orquestada?

–Sí. Hubo una campaña, que a veces fue cruel y brutal. Claro que ocurrieron incidentes, pero es verdad que cada vez que sucedía algo se magnificaba. Y parecía que no había pasado nunca antes, ni ha vuelto a pasar después. No es así, pero yo me alegro por mis colegas de antes y de después.

–Dicen que su actitud no era muy institucional, que hasta tuvo un incidente con Esperanza Aguirre en una inauguración…

–No, lo que pasó es que Esperanza Aguirre inauguró unas obras que no eran suyas, sino que las hizo el Ministerio de Fomento. Yo no fui y ella lo inauguró, pero no hubo ninguna carrera para inaugurarlo, como se dijo. Sólo he corrido para hacer las obras.

–Hablando de correr. El AVE no corre igual por Andalucía. El de Málaga es estupendo, pero en Cádiz y otras provincias va con años de retraso…

–En absoluto, no estoy de acuerdo. Va a su ritmo. La obra del AVE a Cádiz estará en su fecha, pero es muy dificultosa. He hecho más por el AVE de Cádiz o el de Granada, que por el de Málaga, aunque lo inauguré yo, pero esa obra estaba más avanzada cuando llegué al Ministerio. En Cádiz, sin embargo, tuve que tomar las decisiones para hacer los trabajos, no sólo del AVE, también del puente de La Pepa, que es una obra pública impresionante. El PP tenía todo esto abandonado. Un AVE no se hace en cuatro años.

–¿Qué infraestructuras le hubiera gustado hacer en Andalucía y no pudo?

–Todas las infraestructuras que entendimos que eran necesarias para Andalucía están ya proyectadas e iniciadas.

–¿No le quedó nada pendiente?

–Por decidir, seguro que no. Se hizo un análisis muy ambicioso, tanto desde el Ministerio como desde Andalucía, y todo lo que entendimos que era necesario está en marcha. Un ejemplo, la conexión Algeciras-Ronda-Bobadilla, o la ampliación de los puertos. Decidimos las infraestructuras para un periodo de 20 ó 25 años. Cuando esté todo terminado, habrá una gran cohesión territorial y nos hará mucho más competitivos.

–¿Es cierto que se fue a Madrid, y que llegó a ministra, porque Chaves no quería que siguiera como consejera en la Junta?

–Eso no tiene fundamento. Para mí fue un honor y un privilegio trabajar con Manuel Chaves. Siempre tuvo conmigo una gran confianza. Al revés, me fui a Madrid a trabajar por Andalucía, y eso es lo que hice en el Ministerio.

–Pero ¿qué hubiera pasado si se va a Madrid y Zapatero pierde las elecciones, como decían algunas encuestas?

–No hubiera pasado nada. No es necesario ser ministro. Si se tiene la oportunidad, bien; y si no, se sigue trabajando.

–Usted fue consejera de Economía. ¿Qué le ha parecido la gestión económica de Griñán?

–Magnífica, de acuerdo a su talla política y profesional. Por cierto, Griñán pone en cuestión la figura política de Arenas, que trabaja para mantenerse él, en vez de trabajar por Andalucía.

–Consejera y después ministra. ¿Con quién se sintió mejor, con Chaves o con Zapatero?

–Con los dos trabajé muy bien. Son dos personalidades distintas y no cabe la comparación. Siempre me he sentido con su confianza. Los dos son respetuosos, sensibles y tienen un carácter constructivo. Han sido buenos jefes.

–Y ahora se va al Parlamento Europeo. ¿Qué proyectos tiene?

–Probablemente, iré a las comisiones de Transportes y Economía. Espero trasladar mi experiencia y conocimientos de estos años para ayudar en los temas que interesen a España y Andalucía.

–¿El Parlamento Europeo es un retiro dorado?

–No, no, en absoluto. Si fuera un retiro, no hubiera ido. Creo que puedo aportar mucho para que los andaluces tengan un Estado de bienestar cada vez más fuerte.

–¿Le gustaría volver más adelante a la política andaluza?

–La vida me lleva. Quería estudiar Exactas o Biológicas y estudié Economía. Creí que viviría en Madrid y no pensé vivir en Sevilla, donde estuve feliz. Por eso, me dejo llevar. Pero es evidente que todo lo que sea luchar por Andalucía me parecerá una oportunidad.

–Tiene fama de que no se calla. ¿Eso la ha perjudicado?

–Seguro que sí. Forma parte de la mala comunicación. A veces beneficia más no dar la cara ante los problemas, y yo siempre me pongo de cara. No es lo mejor para la comunicación, pero lo hago desde la honradez y la lealtad.

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