"Cada lince muerto se pagaba a cuatro duros, y el águila a dos"
Pepe Boixo (Almonte, 1935) es el último de una de las míticas sagas de guardas que han protegido Doñana. Nació en medio de la marisma, mató linces y águilas para que los entonces dueños privados tuvieran abundante caza, se peleó con José Antonio Valverde cuando creyó que se equivocaba al dirigir Doñana, y no pasa un día sin que se acuerde de los viejos alcornoques, pues a todos -literalmente- los conoce y ha cuidado uno a uno. Boixo es Doñana tanto como sus ecosistemas. Retiene un saber que es inabarcable desde la ciencia.
-¿Cómo empezó a trabajar en el entonces Coto privado?
-A los 15 años. Lo primero fue llenar la bomba de un tractor de agua con un cubo, un embudo y una latita de café con leche. Terminé al otro día, doce horas. Ya cuando el CSIC compró parte del Coto, la Reserva Biológica, se repartió el personal, y caímos cinco en la parte de la Estación Biológica. A los 11 meses me hicieron guarda mayor.
-¿Qué eran las alimañas?
-Hombre, los bichos que vivían de la caza, del conejo, de la perdiz, de todo lo que pueden coger. Los dueños se interesaban nada más que por la caza.
-¿A cuánto pagaba la autoridad por matarlas?
-El lince lo pagaban a 4 duros, el zorro a 3, el tejón a 3, y el meloncillo a 2. Y los chiquitillos, como el turón o la comadreja, lo pagaban a 10 pesetas, me parece. Después, las águilas a 10 pesetas la imperial, y el milano a 5, la urraca a 1,50. La grajilla no la pagaban, pero cogíamos su pata, que es un poco más corta, y poníamos una de urraca abajo y una de grajilla arriba; las dos eran negras y así las vendíamos. Cuando se mataba un lince, le cortábamos el rabo, lo entregábamos en el Palacio y me daban 20 pesetas; después lo traía a Almonte a un tal Domingo Gavira, que era sombrerero, vendíamos la piel y se le sacaba 12 duros. Y había muchos, yo he matado 23 linces, unos grandes, otros chiquititos.
-Al crearse en 1965 la Reserva Biológica se corta esto.
-Valverde dijo: no se puede cazar nada, matar ningún bicho, hay que conservarlo. Desde entonces se cortó radicalmente.
-¿A Franco se le preparaba la caza cuando venía, como los salmones?
-No, aquí en Doñana no se le preparó la caza a Franco. Siempre hay una salida de reses mejor que otra, y lo pusieron en el sitio donde podía matar.
-¿Qué hace un guarda cuando pilla a un furtivo que entró por necesidad?
-Eso va en la conciencia del guarda. He estado 36 años de guarda mayor y he puesto cuatro denuncias. Con piñas he cogido muchísima gente, y yo no dejé salir de la Reserva a ningún hombre sin un saco de piñas, porque le hacía falta para comer, y la Reserva el saco de piñas lo iba a tirar al suelo y se lo iban a comer los cochinos.
-¿Qué impresión le causó Valverde y los biólogos que llegaron?
-Como se dice ahora, este tío está loco, estos biólogos están locos, anillando ese montón de pájaros, en aquellos tiempos no tenía importancia ni un imperial, ni un milano, ni un lince. Como yo no había visto otra cosa, no sabía si había que conservarlo o no. Yo sabía lo que era un águila, pero no que se llamaba imperial.
-¿Cree que se entendía al principio lo de proteger Doñana?
-Aquello era completamente distinto. La gente estaba acostumbrada a andar por donde quisiera del Coto, ir por la marisma y, si veían un nido de pato, pues lo cogían en tiempo de los huevos. Se fue recortando, y la gente decía que por qué. A Valverde cuando se le ponían los pelos de punta había que medirlo muy bien. Yo tuve dos o tres con él, y se lo decía: don José, esto se va a hacer porque usted lo manda, pero esto no es así.
-¿Cuando Valverde le dijo que iba a por el parque nacional, creyó que lo lograría?
-Sí, completamente, porque yo lo había visto antes hablar con mucha gente y este hombre lo que se ponía, lo conseguía.
-En agosto de 1969 nace el Parque Nacional.
-Sí. El día 19 de agosto de aquel se aprobó el Parque Nacional, y al siguiente, el 20, puse yo la primera denuncia. Fue a un señor del pueblo muy amigo mío que había matado una cierva. Un día me dijo Valverde: a Doñana la tengo salvada, será para la eternidad ya entre la Estación Biológica y el Parque Nacional.
-¿Recibió amenazas Valverde por impulsar el parque nacional?
-Posiblemente.
-¿Sin la protección del parque, Doñana estaría hoy conservada?
-Yo creo que no. Si esto hubiera sido todavía de la propiedad privada creo que no estaría conservada; tampoco está muy conservada, pero en fin... Y le digo que José Antonio Valverde ha sido un hombre de una vista, no de un año, ni de dos, sino un hombre para decir dentro de 50 años esto tiene que estar así. No ha mirado el de hoy para mañana. Un tío muy bueno.
-Su tiempo en Doñana será inolvidable.
-Es muy raro muy raro que no me acuerde cada día de Doñana. He pasado muy buenos ratos, pero yo he llorado solo en el campo, de impotencia, por el daño que le estaban haciendo. Pero usted no le puede decir a un ingeniero de Montes eso no se hace así; no le puede decir a un biólogo esto no se hace así. Pero a Doñana nadie le ha traído nada, han sacado mucho.
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