Un testamento que sigue siendo tabú
El desconocimiento y el temor a la muerte frenan aún las inscripciones en el registro de voluntades anticipadas Málaga sigue a la cabeza de Andalucía
Hay pocas certezas en la vida y la muerte es una de ellas. Sin embargo, todavía el número de personas que hacen su testamento vital -para dejar por escrito qué tratamiento quieren y cuál no en caso de enfrentarse a una enfermedad irreversible y no tener capacidad de comunicar esa voluntad- sigue siendo bajo. Según datos de la Consejería de Salud, sólo 3,76 personas de cada 1.000 en la comunidad autónoma se han inscrito en el registro de voluntades anticipadas de Andalucía. "Hablar de la muerte cuesta. Es algo todavía tabú, pero llega. Por eso tenemos que seguir trabajando para que el testamento vital lo tengamos todos. Queda mucho por hacer", reflexiona Maribel González, jefa de Atención al Ciudadano de los hospitales Regional y Clínico de Málaga.
Málaga está a la cabeza de Andalucía en inscripciones en el testamento vital. Siempre, desde 2004 ha sido la provincia con más personas apuntadas en el registro. En la actualidad, hay 6.651 inscritos (25,5%) de los 26.027 que existen en toda Andalucía.
A este testamento se apuntan más mujeres que hombres. Ellas suponen el 59%, frente al 41% de los varones. Los datos de la Administración sanitaria andaluza también recogen que es una decisión que pocas veces se toma en la juventud. La mayoría de los que se inscriben en el registro de voluntades anticipadas son personas de entre 60 y 69 años. Los inscritos de menor edad suelen ser familiares de personas fallecidas que no han podido expresar esa voluntad. Muchos de los usuarios apuntados son pacientes a los que se les diagnostica una enfermedad grave o que ya están en cuidados paliativos. También hay un importante número de Testigos de Jehová registrados por aquello de dejar constancia que, llegado el caso, no quieren transfusiones de sangre.
Llama la atención que los períodos en los que aumentan las inscripciones son los comienzos de cada año y los meses posteriores a las vacaciones, como si hacer el testamento vital fuera uno de esos propósitos que se dejan para momentos señalados. González explica que también se incrementa cuando hay algún caso mediático -como fue el de Inmaculada Echeverría, la mujer que estuvo nueve años conectada a un respirador que la mantenía con vida- o la película Mar Adentro, de Alejandro Amenábar.
El testamento vital es un derecho desde mayo de 2004. Desde que la Consejería de Salud puso en marcha esta iniciativa, se ha ido ampliando progresivamente el número de puntos para registrarse. En Andalucía hay 51.
Desde 2004, la Consejería de Salud ha ido dando pasos para consolidar un derecho que se desprende de la Ley 2/2010 de Derechos y Garantías de la Dignidad de la Persona en el Proceso de la Muerte. Desde entonces, ha ampliado el número de puntos donde registrarse y ha facilitado la accesibilidad de los ciudadanos a la hora de la inscripción. Ya puede pedirse la cita a través de Salud Responde -al mismo número de teléfono que se llama para solicitar hora con el médico de cabecera (902 505 060)- e incluso la preinscripción puede hacerse on line en las páginas web del SAS y de la Consejería. Incluso, en ambas hay colgada una guía para evacuar dudas y ayudar a cumplimentar el trámite. La Administración sanitaria también ha formado a los registradores de este testamento a fin de facilitar la inscripción y que sepan resolver las preguntas de los usuarios.
González explica que el testamento vital es un documento que se utiliza solo cuando el paciente pierde la capacidad de decidir sobre cómo quiere morir o no puede comunicarla. Como ejemplos, pone el caso de un enfermo en coma o de una persona afectada por alzhéimer. "Pero no se puede pedir nada ilegal", aclara. Es decir, la eutanasia, que no está contemplado en el ordenamiento jurídico español. Además, aclara que una persona puede retractarse o modificar su testamento cuanta veces quiera. Y si está consciente y puede expresar su voluntad, ésta prevalece.
La responsable de Atención al Usuario del Regional y el Clínico malagueño valora el trabajo realizado hasta ahora, pero añade: "Todavía nos queda mucho por hacer, aún hay demasiado desconocimiento entre la población sobre este derecho".
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