De Alabama a un lugar llamado Rota
Chavelle Parker jamás oyó hablar de Rota, pero la suya es una las 1.400 familias que viven ahora en la ciudad y en otras de la Bahía de Cádiz desde la puesta en marcha del escudo antimisiles
En la entrada no vemos la bandera de los EEUU que acostumbramos a ver ondeando en tantas películas. Lo que encontramos son cajas y más cajas con objetos aún por colocar, y juguetes para la pequeña de la casa, de 11 meses, que pasará al menos los primeros años de su vida en Rota (Cádiz). Desde febrero, Chavelle Parker y su marido, que forma parte de la tripulación del Donald Cook, viven en Rota, en un chalé unifamiliar cercano a la avenida de la Diputación, a dos pasos del jardín botánico de la localidad y a un corto paseo de la playa, dos de los sitios preferidos de Chavelle y su hija, que esperan que su marido regrese a la Base Naval tras cuatro meses de misión.
Chavelle Parker nos abre la puerta de su casa, una de las 1.400 viviendas que los militares estadounidenses y sus familias tienen alquiladas actualmente en ciudades de la Bahía de Cádiz. Se arriendan desde hace años pero éste es uno de los trescientos alquileres cerrados ante la llegada de los dos buques que forman parte del escudo antimisiles en los últimos meses. La familia eligió justo esta vivienda porque una amiga suya le habló de ella. "Tengo varias amigas viviendo por aquí cerca, puedo ir andando a sus casas", cuenta la joven Chavelle, nacida en una pequeña localidad del Estado de Alabama. "Me encanta Rota porque soy de una ciudada pequeñita y me gusta estar cerca de todo y de todos, ir andando a todos los sitios", comenta en el sofá de su salón.
Tuvo que hacer un gran esfuerzo. Reconoce que le costó aproximadamente mes y medio hacerse a la idea de que iban a vivir en el extranjero. "Cuando le dieron la orden a mi marido me puse muy nerviosa. Él lleva apenas un año en el Ejército. Estábamos en Virginia y nunca habíamos salido fuera y pensaba mucho en mi pequeña, dónde la iba a criar", recuerda. Además, "nunca había oído hablar de Rota".
Por eso, los Parker se pusieron rápidamente a investigar por internet, a ver fotos, leer noticias. "Mi marido miró los informes de criminalidad y violencia y vio que tenía uno de los índices más bajos de toda la zona", recuerda Chavelle. Lo tuvieron claro: "Queríamos vivir la experiencia y no nos planteamos vivir dentro de la Base, queríamos conocer otros lugares. Está la barrera del lenguaje pero por ahora me está gustando mucho estar aquí".
De hecho, Chavelle puede formar parte de unas de las familias norteamericanas que consumen y gastan su dinero en la ciudad roteña, uno de los beneficios económicos de la presencia de los estadounidense en Rota de los que hablaba el capitán Peckary, jefe de actividades navales americanas. La joven cuenta que "nunca voy a la Base", hace sus compras en los establecimientos de su barrio y va a cenar a los restaurantes de la zona. "La calidad de la comida aquí es mejor que la de Estados Unidos", añade mientras habla de su bar favorito.
La joven americana y su marido quieren que su hija vaya a un colegio español. "Que aprenda el idioma, porque el inglés ya lo tiene en casa, y así nos sirve también de profesora a nosotros", ríe.
¿Está contenta? Y responde a la pregunta: "I love it". Le encanta Rota. "No esperaba que fuera tan bonito", dice. "Ya ha venido mi familia a visitarnos y también les ha encantado. El ambiente y la gente es muy amable". Ella también lo parece, y su pequeña, que no para de reír cuando su madre coge el cuadro con la fotografía de su padre que la familia tiene colocada en una repisa dedicada a recordar momentos importantes de su carrera militar. Le gusta hacer amigos y ya conoce a españoles con los que ha entablado conversación en la playa o en el parque infantil cercano a su casa.
Chavelle y su hija ya conocen El Puerto de Santa María, Jerez -"bueno, el Ikea", bromea- y Sevilla, y está a la espera de que llegue su marido para seguir conociendo lugares. "He ido también tres veces a las actividades que organiza Welcome to Rota [la oficina creada con el Ayuntamiento], donde nos llevan a sitios y establecimientos que quizás de otra manera no conocería", comenta. "Y cada día voy un poco más lejos con mi hija".
Chavelle se presta a hacerse todas las fotos y pasea por el jardín botánico Celestino Mutis, mostrando lo que hace habitualmente en su día a día. En su vivienda tiene unos días a otra amiga, esposa de otro militar americano, mientras le preparan la casa que va a alquilar también muy cerca, en la misma zona. Viven muchos americanos por allí, en un barrio lleno de unifamiliares y casas de doble planta, con garaje y porche.
En la despedida, lo que vemos son varias banderas españolas en las ventanas.
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