"Tenemos que progresar mucho en la integración de cooperativas"

Luis Planas. Consejero de Agricultura

El consejero hace una llamada a superar localismos, sobre todo en el aceite de oliva, y propugna integraciones que vayan en el futuro más allá de la comunidad autónoma.

"Tenemos que progresar mucho en la integración de cooperativas"
"Tenemos que progresar mucho en la integración de cooperativas"
Ignacio Martínez

15 de julio 2012 - 16:00

Luis Planas (Valencia, 1952) ha vuelto a un departamento que ya dirigió hace dos décadas, pero ahora le añade a agricultura y pesca dos nuevas responsabilidades: medio ambiente y ordenación del territorio. Un ómnibus complicado.

-Ha sido un año de poca agua. Eso condiciona regadíos y abastecimiento a las ciudades.

-Para riego tenemos un nivel razonable en los pantanos. Pero la falta de lluvia ha provocado daños en la agricultura, en cereal y piensos para la ganadería. Y me preocupa mucho la existencia de una masa combustible, que puede estar en el origen o en el desarrollo de incendios forestales. Para evitarlo hemos realizado tareas de prevención importantes y tenemos un dispositivo bien preparado.

-En Valencia se ha relacionado un recorte del 14% en los presupuestos con los grandes fuegos de estos días. ¿Aquí hubo recortes?

-Hemos mantenido el presupuesto global del Infoca, de 185 millones, para prevención y extinción. Se han incrementado los costes de los medios aéreos y de combustible. Lo que nos ha llevado a ajustar medios humanos, con efectivos propios de la Junta, en lugar de algunos trabajadores contratados. Lo que ha dado lugar a alguna protesta sindical, legítima, pero no justificada.

-¿Disponemos de agua suficiente para soportar la agricultura que tenemos? Cada cinco años tenemos un problema de sequía.

-La atribución de derechos, por volumen por contador o por superficie por hectárea, es para riegos históricos que difícilmente se incrementarán. Lo que hace falta es mejorar su depuración, reutilización y su calidad. A pesar de los avances que se han producido en la sensibilidad medioambiental, en Andalucía aún no existe una conciencia desarrollada sobre el agua, entre los ciudadanos en general y entre los agricultores. Es un bien público que tiene que ser cuidado, transportado; eso tiene costes.

-¿Debería pasar todo a contador y pagar por el agua que se utilice?

-Las zonas de contador son aquellas en las que hay riego moderno eficiente. Otros riegos históricamente se han producido en la cuenca del Guadalquivir sobre la base de la superficie. En la medida en que estos riegos clásicos, que son la mayoría, se modernicen y transformen iremos incrementando los que se controlan por contador.

-Y después, habría que cobrarla al precio que cuesta.

-El precio no debe ser un factor autónomo, sino la imputación de los costes de obtención, transporte y depuración. Hemos pensado siempre que el agua era gratuita e inacabable. Y resulta que no lo es.

-¿Tenemos una agricultura competitiva?

-El modelo global es el de una agricultura moderna. Pero las ayudas de la PAC, que son unos 1.600 millones al año y los 400 millones de las acciones de acompañamiento, son fundamentales para permitir mantener nuestra competitividad en los mercados internacionales.

-En un cuarto de siglo en la UE, el olivar andaluz ha recibido más de 15.000 millones de euros. Pero seguimos exportando el 80% a granel. ¿Qué hemos hecho mal?

-Hay de todo. Existe una exportación a granel, pero también hemos desarrollado marcas muy presentes en los mercados; un camino que hay que seguir. De esta tradición de venta a granel tenemos que salir si no queremos ahogar al sector.

-Generamos mala imagen.

-Un reciente documento de la Dirección General de Agricultura de la Comisión Europea utilizaba un término para definir la situación en España y Andalucía, que me parece desafortunado: sobreproducción. Hay un desequilibrio en estos momentos entre la oferta y la demanda, sobre todo en una campaña como esta con una gran producción.

-¿Cómo se arregla eso?

-Hay que organizar mejor la oferta; concentrándola conseguiremos mejores precios. Y en segundo lugar, ampliar los mercados europeos y extraeuropeos. Hay un margen importantísimo. A pesar de que muchos cooperativistas lo están pasando mal por los bajos precios, soy optimista sobre el sector del olivar.

-Ha hecho una propuesta al Ministerio para que la traslade a la UE sobre la reforma de este mercado.

-Representamos más de la mitad de toda la producción de la UE. Y tenemos mucho que decir sobre cómo organizar el futuro. Y hemos pedido una propuesta de la Comisión con medidas concretas y con una dotación financiera propia.

-¿Al margen de las fondos tradicionales a la producción?

-No creemos que se deban reutilizar los ya existentes, sino crear unos nuevos para mejorar las agrupaciones de productores. Tenemos que progresar mucho en la integración de las cooperativas, que producen el 70% del aceite de oliva andaluz. Hay que conseguir elevar los niveles de integración.

-Existe un minifundismo cooperativo espectacular.

-Cada pueblo de Andalucía tiene su ayuntamiento, su iglesia, su farmacia, su consulta médica y su cooperativa. Unas 250.000 familias viven del olivar en Andalucía.

-Tenemos más de 600 cooperativas de aceite y sólo media docena de segundo grado, que embotellen y comercialicen marcas.

-Hay que superar localismos. Y las integraciones del futuro no me importaría que superaran los límites de la comunidad autónoma.

-Hojiblanca y Covap facturan unos 300 millones. Y en los países nórdicos hay cooperativas que facturan dos o tres mil millones.

-La Administración y muchos dirigentes del mundo asociativo coincidimos en ese análisis, pero tienen que ser las propias cooperativas las que decidan ir adelante. Están a favor las ventajas de escala y también la imagen de calidad. Tenemos un aceite de primer nivel mundial.

-Y eso significa embotellar y poner el sello del origen.

-Sí. Pretendemos que se pueda identificar UE, España y Andalucía. Y también reclamamos a la Comisión Europea que se prohíban las botellas rellenables.

-En las costas andaluzas no hemos terminado el proceso de depurar las aguas residuales.

-Tenemos dos grandes directivas europeas, de 1991 y 2000. Es verdad que quedan obras por terminar en municipios del interior y la costa, aunque la mayor parte de la población andaluza está perfectamente cubierta con aguas depuradas con arreglo a la normativa europea. Este es uno de los temas que más me preocupan en estas ocho semanas que llevo en la Consejería.

-¿Tenemos un calendario?

-Hay un calendario comunitario al que dimos nuestro consentimiento y al que estamos obligados. Y mi equipo está elaborando un plan de actuación, que supone un desembolso muy importante. Nuestro objetivo ahora es cómo conseguir financiar las obras en un escenario de medios limitados.

-En el capítulo de medio ambiente una de las patatas calientes que se ha encontrado es el dragado del Guadalquivir. ¿Es partidario?

-Es un tema que conozco, pero sobre el que no he tenido todavía que emitir un parecer. Hay quienes creen que es una obra que puede tener efectos económicos muy importantes. Pero primero hay que evaluar si es posible desde el punto de vista medioambiental. Hay un excelente estudio efectuado por científicos del CSIC con recomendaciones muy concretas.

-Que más bien es contrario...

-Es un informe, que pone condiciones que considero válidas, y no cierran el camino a nada. Pero sí fija un marco muy preciso para que las actuaciones se puedan dar. El Ministerio está examinando la necesidad o no de poner al día la declaración de impacto ambiental que en su día se formuló y que dio origen entre otros a ese informe.

-Sobre fondos europeos es un experto. ¿Cómo se plantean las perspectivas financieras 2014-2020?

-Habrá un debate muy reñido sobre el tamaño del presupuesto. La Comisión ha hecho una propuesta inicial ligeramente superior al 1% del PIB comunitario, en el marco de una UE a 27, muy pronto a 28 con Croacia: muy extensa y muy desigual en cuanto a renta. Ese debate se ha visto retrasado por la crisis económica y la de la zona euro. En las cumbres no se ha tratado.

-Y en diciembre, tampoco.

-Mi impresión es que, si todo va bien, se apruebe a lo largo de 2013.

-¿Cuál es la propuesta agraria?

-Sobre fondos agrarios, la Comisión propone congelar en términos nominales el montante de final del periodo de 2013. Si se mantiene el montante para el conjunto del presupuesto, sería una cantidad razonable. Mi preocupación es que haya un decrecimiento y se produzca un ajuste en el capítulo agrario.

-¿La crisis afectará?

-Hay un segundo debate, sobre si dedicamos más al relanzamiento económico de Europa. En mi opinión sería un error detraer fondos de la política agrícola para acciones de fomento del empleo, pongamos por caso. El reparto actual sería suficiente, si podemos combinarlo con una dotación de fondos estructurales para Andalucía que fuesen al menos en la salida dos tercios de lo que tuvimos en el periodo anterior. Nos jugamos mucho y encuentro poco interés en la sociedad andaluza por estos asuntos.

-Hay otro riesgo: que se le dé mucho más a los nuevos socios. Lituania recibe casi 20 veces menos que Grecia por hectárea.

-Si nos planteamos una convergencia en las ayudas por hectárea, como pretende la Comisión, eso no puede realizarse de la noche a la mañana. Y no puede suponer una ruptura con los niveles de intensidad de ayudas hoy existentes. Debe haber una gradualidad en la aproximación entre estados miembros.

-¿También entre regiones españolas? Porque Andalucía es la que más recibe.

-Porque lo merecemos. La velocidad de aproximación en el interior de España no debe ser superior a la que se aplique entre estados.

-Usted se ha sentado más de un año en el Comité de Representantes Permanentes de los 27 estados de la UE. ¿Como ven Alemania, Holanda o Finlandia a los llamados PIGS: Portugal, Irlanda, Grecia y España?

-Las situaciones de crisis hacen aparecer de los armarios viejos fantasmas que creíamos desaparecidos. Algunos detestables, como el del racismo o el desprecio por la pobreza y el sufrimiento. La exuberancia del poder y la riqueza me parecen moralmente rechazables. Pero aparte de esos fantasmas, existe en la UE una comunidad de base de ideales e intereses que es muy firme. Cuando uno echa la vista atrás se da cuenta de en qué medida hemos progresado juntos y que ese camino es irreversible.

-¿Hay prejuicios?

-Seguro que sí, pero son de base racional escasa. Todas las ayudas que están recibiendo Grecia, Portugal o Irlanda no son gratuitas. Hace pocos días se dio un dato muy revelador, que el saldo financiero para el país que se da siempre como contribuidor neto de la UE, que es Alemania, está siendo muy positivo. No sólo por el diferencial para la financiación de su deuda, sino por el conjunto de contribuciones que efectúa.

-Aun así, tiene un saldo neto negativo entre su contribución y sus retornos del 0,6% de su PIB.

-Sí, pero, y eso vale para Alemania y para más cosas, los saldos fiscales nunca agotan la realidad. Hay que tener en cuenta los saldos comerciales.

-¿Está hablando de Cataluña?

-Le estoy hablando de Alemania.

-La política urbanística de la Junta se ha relajado desde que se marchó la consejera Concha Gutiérrez.

-Creo que ha habido una línea de continuidad, de rigor y de seriedad. No hemos bajado la guardia. Hay construcciones ilegales y se ha tratado de afrontar mediante un decreto que es una respuesta de respeto a la ley y los tribunales. Que intenta de la mano de los ayuntamientos dar una salida a este problema. Y quiero hacer énfasis en que nuestra costa merece una atención especial. Eso vale para el dominio público marítimo terrestre, competencia del Gobierno de la nación, como para lo que es competencia de la Junta. Hemos lanzado un reexamen de los crecimientos que se producen en el litoral de los planes anteriores al POTA. Sólo 11 de los 61 planes son posteriores.

-¿Una opinión precisa sobre Valdevaqueros?

-Se ha aprobado por parte del Ayuntamiento de Tarifa un plan parcial y seremos extremadamente celosos en cuanto al respeto medioambiental.

-¿Van a tirar El Algarrobico?

-Sí. Es un símbolo de irracionalidad medioambiental y también un error. He intentado que no fuera un tema de confrontación. He hablado mucho con el ministro de este asunto y coincidimos en nuestra voluntad de rectificar una situación que no debería haberse producido nunca, por razones medioambientales y de imagen de Andalucía y de España. Hay un consenso de las administraciones y los grupos políticos del Parlamento andaluz.

-¿Hay fecha para tirarlo?

-No.

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