"Se estima que el 45% del grano que se siembra es ilegal"

fernando bagüés. Presidente de la asociación de Empresas Productoras de Semillas selectas

El presidente de Aprose defiende la garantía que da el uso de semillas certificadas y reclama un mayor control de la Administración para evitar el fraude

Bagüés comenta los retos a los que se enfrenta el sector de fabricación de semillas y su importancia en Andalucía.
Bagüés comenta los retos a los que se enfrenta el sector de fabricación de semillas y su importancia en Andalucía. / M. G.

27 de diciembre 2016 - 02:34

La semilla y su calidad juegan ya un papel fundamental, tanto para el rendimiento de los cultivos, como para la seguridad alimentaria y la protección del medio ambiente. Así lo explica el presidente de Aprose en esta entrevista.

-¿Qué porcentaje de la semilla que venden las empresas de Aprose procede de Andalucía y para qué cultivos se producen las semillas andaluzas?

-Andalucía es la región española donde más semilla certificada se produce. Representa prácticamente el 100% de la semilla de algodón y el 24% de la de cereales de invierno, destacando sobremanera la certificación de trigo duro, con más del 75% del total nacional. Es en la producción de semilla de leguminosas y proteaginosas donde el peso de Andalucía es menor, inferior al 4%. Los asociados de Aprose en Andalucía aportan a estas producciones más del 50% en el caso del algodón y entre el 20 y el 25% en cereales de invierno.

-La investigación es un componente básico en su sector.

-Según la ONU, en 2050 la población mundial alcanzará 9.600 millones. Actualmente somos unos 7.200 millones: crecerá más del 30% en 35 años. Y, sin embargo, la superficie arable no crecerá, disminuirá. Estamos por tanto ante una nueva situación en el proceso de producción de alimentos cuyo objetivo es la productividad y la eficiencia. La semilla es actor principal en este escenario, en tanto que necesitamos crear nuevas variedades: mejores, más adaptadas y más rentables. En definitiva, necesitamos investigar. Y la semilla certificada es el elemento imprescindible para trasladar los resultados obtenidos en los centros de investigación a los agricultores.

-¿Cuál diría que es el mayor avance en las semillas de los últimos años? ¿Ha habido un salto cualitativo? ¿Para qué cultivos?

-Las mejoras en la productividad. Tomando como referencia los ensayos de la red Genvce para la evaluación de nuevas variedades en cultivos extensivos, podemos ver como por ejemplo en trigo blando, en los últimos 12 años, las nuevas variedades ensayadas aportan una ganancia anual del 1% (unos 40 kilos por hectárea y año).

-¿A qué reto se enfrentan actualmente en la producción de semillas?

-Los retos a los que deberán responder las nuevas variedades tienen que ver con el contexto (cambio climático, clima errático, bioagresores), por lo que se investiga en adaptación a ciclos, tolerancia a calor y frío, sequía y humedad excesiva, resistencia a enfermedades. También es muy importante en el siglo XXI la contribución de la semilla a la conservación del medio ambiente; nuestra sociedad es y lo va a ser más, implacable con esto; eficiencia en el uso de recursos, menores requerimientos de fitosanitarios, tolerancia a herbicidas poco agresivos con el medio ambiente. Y por último, buscamos variedades adaptadas a los usos de la industria y al consumo. Es decir, más que nunca, investigación.

-¿En qué proporción y para qué cultivos usa el agricultor semilla certificada normalmente?

-En España la utilización de semilla certificada es baja, apenas el 26% del grano que se siembra. Países del entorno como Italia, Francia, Alemania, por citar tres ejemplos, superan con creces el 50%. En cereales de invierno, el mayor porcentaje de utilización se da en trigo duro, por encima del 60%, y el menor en avena, el 11%.

-Ha denunciado que hay prácticas ilegales en la distribución de semillas no certificadas. ¿Cree que se hace lo suficiente para erradicarlas?

-Nuestro ordenamiento contempla dos posibilidades a la hora de decidir qué semilla utilizamos: podemos comprar semilla certificada o sembramos grano procedente de nuestra propia cosecha que habrá podido ser limpiado en un centro de acondicionamiento autorizado. Con estas dos opciones se debería cubrir el 100% de la superficie sembrada. Lamentablemente no es así. Se estima que en torno al 45% del grano que se siembra no es ni semilla certificada, ni grano de la propia explotación , por lo tanto es ilegal. Desde el sector de las semillas hemos incrementado en las últimas campañas la comunicación de las diversas ventajas que reporta la utilización de semilla certificada, pero quien debe garantizar que se cumplen las reglas del juego es la Administración. ¿Conocemos alguna actividad económica con ese grado de incumplimiento?

-¿Qué perjuicio ocasionan estas prácticas ilegales a las empresas de semilla certificada?

-La competencia desleal es negativa en todos los sectores. Perjudica al volumen de negocio, merma la rentabilidad de las inversiones, y por lo tanto se ralentiza la modernización y la necesaria investigación.

-¿Y qué riesgo puede ocasionar al agricultor?

-Los efectos de la no utilización de semilla certificada son devastadores para el propio campo, como la reaparición de enfermedades transmisibles por semilla, pérdida de calidad por contaminación específica, incrementos perjudiciales de dosis de siembra, mayor demanda de herbicidas…, e incompatibles con una agricultura sostenible que utilice de forma racional los recursos disponibles.

-¿Qué teme el agricultor que no usa la semilla certificada, el precio?

-El precio de la semilla certificada R-2 es muy competitivo. Existen bastantes empresas y cooperativas que producen semilla certificada y normalmente la oferta supera a la demanda. Utilizando las dosis recomendadas, dependiendo del precio de los cereales, la semilla certificada, frente al grano acondicionado, puede resultar hasta más barato y además se minimiza el riesgo de aparición de enfermedades transmisibles por semilla. Esto es muy claro en el caso del trigo duro. Cuanto más vale la cosecha más rentable resulta utilizar semilla certificada. Por buscar un pequeño ahorro en la siembra se asumen unos riesgos realmente desproporcionados. Pensemos, por ejemplo, en la ayuda a los cultivos proteicos, uno de cuyos requisitos es que la variedad utilizada sea registrada; si un agricultor ha utilizado "grano del montón" y le hicieran una inspección de la PAC en la que podrían pedirle la factura que justifique la siembra de esa leguminosa... ¿Pondrá el nombre de la variedad en esa factura? ¿Merece la pena asumir ese riesgo?

-Esta asociación está en fase de crecimiento. ¿Cuántos socios tienen?

-Actualmente contamos con 45 asociados. Hemos reforzado nuestra estructura, mejorado nuestra visibilidad y la percepción de nuestra asociación ante nuestros interlocutores. Vamos a iniciar una campaña de captación de nuevos socios y tenemos el convencimiento de que nos va a llevar a crecer rápido.

-¿Qué volumen de negocio tiene Aprose?

-En cultivos como el algodón o las leguminosas los asociados de Aprose representan más del 50% de la producción nacional y en cereales de invierno el 30%.

-Son miembros de las federaciones europea e internacional de semillas. ¿Qué les aporta?

-Nuestra pertenencia a la FIS y a la ESA nos aporta la necesaria conexión con los órganos de discusión de nuevas legislaciones, ya que en materia de semillas dimanan del parlamento europeo. Nos permite disponer de información comparada de los diferentes países de nuestro entorno.

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