"El conejo convive y convivirá siempre con las enfermedades"
pedro gonzález. Profesor de producción animal de la ETS de ingeniería agrónoma de la US
Su papel en el ecosistema de la dehesa, la caída del consumo de su carne y la amenaza que supone para algunos cultivos ponen al conejo de actualidad
La reproducción en jaula de los conejos fue el objeto de la tesis doctoral de este profesor, experto en la materia, que repasa en esta entrevista diferentes vertientes del sector: desde su perfil cinegético, a su papel en la fauna de su ecosistema, pasando por la crisis del consumo. Pequeños animales, sobre los que hay mucho que decir.
-Su especialidad es el conejo de monte, ¿qué le atrae de esta especie?
-Mi interés por el conejo surgió cuando a mitad de la década de 1990 me especializaba en la producción de especies cinegéticas en granjas. Para entonces, la enfermedad hemorrágica vírica, aparecida en España en 1988, ya había reducido drásticamente los efectivos poblacionales de la especie en numerosas áreas. Eso desencadenó el interés del colectivo cinegético por la repoblación, una demanda que se resolvía inicialmente capturando conejos silvestres en cotos donde abundaba, pero que enseguida generó también un subsector de granjas cinegéticas productoras de conejos. Lo que hace atractiva a la especie es su dualidad como recurso faunístico y cinegético valioso. Es decir, es una especie presa de decenas de especies predadoras y también es una apreciada especie cinegética.
-¿Qué necesidades tienen actualmente las dehesas andaluzas de ser repobladas?
-La necesidad de repoblar con conejos depende de la situación de cada dehesa, si nos referimos a la dehesa en sentido estricto como agrosistema constituido por un estrato aclarado de árboles del género Quercus en el que se ha eliminado el estrato de matorral y se potencia el pasto natural o se cultiva algún cereal para la práctica de la ganadería extensiva. La situación del conejo es variable entre dehesas. En cualquier caso, la necesidad de repoblar debe estudiarse en cada finca en función de su situación. No hay una receta universal, pero en general la recuperación de las poblaciones de conejo debe basarse primero en la restauración del hábitat, y dejar las restituciones directas basadas en la liberación de conejos para los casos en que el tamaño efectivo de la población residual en la finca es demasiado bajo para que se recupere sin añadir animales.
-¿Está sano el conejo silvestre actualmente?
-Es notorio que desde la irrupción de la mixomatosis en España en el año 1953 y de la enfermedad hemorrágica en 1988, a lo que se añade una nueva variante de esta última aparecida en 2011, el conejo convive y convivirá siempre con las enfermedades. Es una situación a la que hay que acostumbrarse y que hay que contemplar como una variable más en la gestión faunística y cinegética, pues no es factible erradicar una enfermedad como ésta en el campo. El conejo irá coevolucionando con las enfermedades, de manera que con el paso de los años muchas poblaciones de conejos silvestres convivirán sin problema de densidades poblacionales con estas enfermedades. Con la perspectiva que dan las seis décadas que han pasado desde su irrupción, esa situación ya se ha dado con la mixomatosis, pues tras las mortandades ocurridas tras su aparición, los efectivos poblacionales fueron incrementándose en décadas posteriores al aparecer poblaciones que resisten mejor los episodios patológicos. Por otra parte, centrándonos en un diagnóstico general del estatus poblacional del conejo silvestre, y no sólo en el estatus sanitario, existen dos situaciones generales diferenciadas: tiene problemas de abundancia en su hábitat tradicional, el monte mediterráneo, y se convierte en plaga en determinadas zonas de cultivo. No es sencillo determinar a qué se deben estas situaciones antagónicas, pero sin duda tienen causas multifactoriales derivadas de los cambios en las condiciones del hábitat y en la gestión de la especie.
-¿Qué opina sobre las medidas excepcionales para la caza de conejos silvestres adoptadas el verano pasado por la Junta, debido a los daños que esta especie causa sobre la agricultura?
-Me parecen correctas. Allá donde el conejo se constituya en plaga, es lógico cazarlo como forma de controlar sus poblaciones, ya que la caza es una forma tradicional de aprovechamiento.
-En los últimos años ha habido un aumento importante de granjas dedicadas a la cría de conejo de monte, ¿son suficientes?
-Efectivamente, como ya he señalado, la aparición de la enfermedad hemorrágica desencadenó el surgimiento de un subsector de granjas productoras de conejos de monte que, pese a contar con apenas 25 años de historia, se ha consolidado como lo demuestra el hecho de que en España existen unas 300 granjas registradas. En 2014 publicamos una caracterización de este subsector en la revista World Rabbit Science que evidenció que se ha consolidado. No es sencillo determinar si ese número de granjas es suficiente, ni la evolución que puedan seguir en el futuro, pero sí parecen dar satisfacción a la demanda para repoblación.
-¿Son estas granjas lo que más se utiliza para la repoblación o se hace de modo más 'artesano' por parte de los cazadores?
-Sí, la mayoría de los conejos que se usan para repoblación proceden de la cría en cautividad, si bien se sigue recurriendo también a la captura de conejos en fincas donde abundan. Como puso de manifiesto el estudio mencionado, los modelos de producción de conejos en granjas cinegéticas son heterogéneos, variando desde las que hacen la reproducción en jaulas hasta criaderos que la realizan en cercados. Lo importante en cualquier caso es que la calidad cinegética de los gazapos destinados a la suelta sea buena. Por otro lado, también hay numerosas iniciativas de los propios cazadores que realizan la repoblación de sus cotos, a veces incluso a partir de conejos criados ad hoc por ellos mismos. Sea cual sea el origen de los conejos, lo relevante para el éxito de la repoblación es que se realice aplicando técnicas adecuadas de manejo del hábitat y de liberación de los animales.
-Y el resto de animales de caza menor, ¿en qué estado se encuentran en Andalucía actualmente?
-La situación es heterogénea según de qué especie se trate, e incluso de qué temporada cinegética estemos hablando. A riesgo de generalizar excesivamente, y por poner un ejemplo concreto, parece que la perdiz está peor que otros años en algunas zonas, al menos en lo relativo a la temporada de caza con reclamo que ha finalizado.
-Sobre el conejo para carne, ¿qué opina sobre la crisis que padecen por el descenso del consumo?
-La crisis que viene padeciendo el sector cunícola dura ya más de una década y se debe, efectivamente, a la caída del consumo, pese a ser de las mejores carnes desde el punto de vista nutricional por sus bajos contenidos en grasa y colesterol. Es una cuestión de cambio de hábitos de los consumidores. El déficit de demanda está causando bajos precios pagados a los cunicultores, que demasiadas semanas al año venden por debajo del coste de producción. Esto provoca el cierre de numerosas explotaciones. Baste notar que entre 2009 y 2015 las granjas de producción de gazapos para carne se han reducido a la mitad, quedando unas 2.000. La sostenibilidad del sector pasa por fomentar el consumo mediante campañas de promoción continuadas, como la lanzada en estos días en televisión, prensa y redes sociales por la interprofesional Intercun.
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