SABATINA interesante con dos buenos equipos a cada lado y el denominador común de estar rematando una campaña que no se dio como era de esperar. Un Villarreal-Sevilla es ya en este Siglo XXI uno de los clásicos de LaLiga, la colisión entre dos pesos pesados que solían optar por lo mismo y que, uno más que el otro, consiguieron con cierta asiduidad, o mucha asiduidad. Fue casi un cuarto de siglo en la mejor pomada hasta hoy.

Hoy se trata de otra cosa, pues aunque el Villarreal aún opta a un lugar continental, los niveles bajaron y se convirtieron en lo que hoy son. El equipo levantino aguantó lo que pudo en la Conference, mientras que el Sevilla fue defenestrado antes de lo debido de la mesa europea. Y hoy colisionan ambos en estos estertores de un curso que no será bien recordado por sus clientelas. No obstante, un buen partido es lo que se nos sirve en la sobremesa de este segundo sábado de mayo.

Otro común denominador es el número de entrenadores que cayeron en ambos y que fueron tres. Setién y Pacheta dieron paso a Marcelino, que, ciertamente, enderezó una andadura para la que quizá llegó algo tarde. En el Sevilla, la tarugada de despedir a un Mendilíbar que le ha dado sopas con honda continentales a otro viejo conocido por Nervión como es Unai Emery dio paso a la broma pesada de Diego Alonso para que Quique Sánchez Flores ponga las cosas cerca de su sitio.

Y así, con las cosas puestas cerca del sitio que les corresponde, es como Villarreal y Sevilla llegan a la cita. Cuatro puntos arriba los locales, en aquel vetusto Madrigal hoy convertido en La Cerámica se irá hoy a un duelo que sería inocuo siempre y cuando la inocuidad existiese en fútbol. Son dos clásicos, a los locales les quedan ciertas posibilidades mientras que el Sevilla se juega que esas cosas que Quique acercó a su sitio se consoliden y el cercano pasado sea menos triste.